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LOS GOBIERNOS DE LA REGIÓN CRIMINALIZAN Y ESTIGMATIZAN LAS MIGRACIONES Y EL DERECHO AL ASILO

Con el inicio del mes de Octubre largamente más de 2000 personas, en su mayoría hondureñas y hondureños, han emprendido la huida en una nueva expresión del éxodo de la migración forzada, que como decíamos hace dos años desvela la trama de causas y causantes que conforman también esa normalidad de un sistema terriblemente excluyente e injusto.

Vemos con muchísimas preocupación y alarma y denunciamos, una vez más, el foco mediático impulsado por muchos actores, entre ellos actores públicos, que centran la mirada en quiénes huyen del incendio y no en cómo y por qué la casa se quema. Por una parte, lo hacen estigmatizando y culpabilizando a la gente en caravana incluyendo relaciones con el contexto de la COVID, por otra incluyen en sus discursos y hechos amenazas vergonzantes y ajenas a cualquier principio humanitario y además despersonalizan a las personas migrantes relacionándolas con otros intereses distintos que no sean los de su propia historia de supervivencia.

Como decíamos, la preocupación de los distintos gobiernos está centrada nuevamente en cómo responder desde la restricción y desde el enfoque de seguridad, dejando de lado los derechos humanos, las prácticas de acogida y la cultura de hospitalidad.

La Red Jesuita con Migrantes, en alianza con múltiples organizaciones de la región y también como parte del Bloque Latinoamericano, suscribe el posicionamiento liderado por las organizaciones presentes en el terreno, en concreto por el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano.

Hacemos un llamado urgente a los gobiernos, en concreto al mexicano y guatemalteco para garantizar la seguridad e integridad física de las personas, para cumplir con las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, exigimos que se brinde asistencia humanitaria a los grupos que hoy se desplazan.

Es obligación de los estados garantizar los derechos de todas las personas en caravana, en especial la no detención de niñas, niños y adolescentes. Urge acabar con la respuesta xenófoba que son caldo de cultivo para la actitud violenta frente a las personas migrantes.

Somos testigos de múltiples respuestas solidarias, desde la hospitalidad, desde la comprensión y desde una acogida que genera esperanza. Creemos que estas son referencias que deben guiar también la respuesta pública.

Puedes acceder aquí al comunicado completo.

Fuente: RJM Centroamérica