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P. Marco Tulio Gómez, S.J., director de Fe y Alegría Panamá, reflexionó en torno a la segunda PAU «Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia» 

 

Desde su ponencia en la lección inaugural del ciclo académico 2025 de la Universidad Rafael Landívar (URL) en Guatemala, P. Marco Tulio Gómez, S.J., ofreció una reflexión sobre la segunda Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús, que llama a un compromiso activo en la defensa de los derechos humanos en un mundo «profundamente marcado por la exclusión y la desigualdad».

P. Marco Tulio Gómez es un  jesuita guatemalteco que forma parte de la Compañía desde 1997. Su trabajo se ha centrado en acompañar a comunidades en condiciones de vulnerabilidad y promover la justicia social a través del enfoque de la educación popular. Actualmente, es director de Fe y Alegría Panamá. Y es desde esta experiencia que recalca la importancia de los procesos educativos populares para las comunidades más pobres y para entender la reconciliación y la justicia «no como conceptos abstractos, si no como experiencias que se construyen día a día con el otro». La educación actúa como un camino a la justicia al crear oportunidades para que los descartados de este mundo participen en esta sociedad, reflexiona P. Gómez.

Las PAU, explicó, «son una hoja de ruta» fruto de un discernimiento que no solo orientan las obras de la Compañía, sino que también «inspiran a sus colaboradores en misión»: «son un instrumento para responder a los desafíos contemporáneos desde una perspectiva ignaciana». Recalcó que es necesaria la aproximación a la realidad desde una inspiración de solidaridad para cambiarla. Más allá del acompañamiento simbólico, esta exige acciones concretas para enfrentarse a las causas estructurales de la pobreza y la exclusión. Se vincula con el compromiso práctico al estar presente y trabajar con las personas marginadas «no desde una visión paternalista, si no desde la solidaridad. Caminando con ellos».

Reflexionó, también, sobre la sinodalidad, que nos llama a caminar juntos, a escuchar y dialogar. El espíritu de sinodalidad guía a trabajar junto a los más pobres. De ahí que la misión educativa de la Compañía de Jesús «no solo trata de formar individuos capaces, sino también conscientes, competentes, compasivos y comprometidos con la transformación social». Señaló, también, que el caminar junto a los más pobres desde el sector educativo no solo significa garantizar el acceso a la escuela, sino promover «una educación que desarrolle el pensamiento crítico para que las comunidades entiendan las causas estructurales de su pobreza, que fomente valores humanos y cristianos de solidaridad y justicia y que proporcione habilidades prácticas para la generación de ingresos y el fortalecimiento de las economías locales».

Señaló la importancia de las universidades confiadas a la Compañía de Jesús en el compromiso de reconciliación y justicia, sobre todo en las universidades centroamericanas marcadas por un contexto constante de desigualdad e injusticia social. También hizo referencia al trabajo de otras obras de la Compañía de Jesús en Centroamérica, como la Red Jesuita con Migrantes (RJM) y su acompañamiento a personas migrantes y refugiadas; el de Fe y Alegría y sus proyectos de educación popular y liberadora; y de las universidades que trabajan por la defensa del derecho y salvaguarda a través de la ciencia, el debate y la investigación. Al respecto, dijo que las PAU «no son solo lineamientos teóricos, sino instrumentos prácticos de transformación para las instituciones de la Compañía de Jesús».

La puesta en práctica de esta PAU también cuenta con sus desafíos: superar barreras culturales, integrar las nuevas tecnologías sin que estas afecten las relaciones humanas y mantener un enfoque Evangélico humanista en un mundo «cada vez más individualista y polarizado». En este sentido, el trabajo de las obras través de los verbos acompañar, caminar y colaborar «va a depender de una práctica espiritual centrada en el conocimiento de la persona de Jesús», dijo. Señaló la importancia de centrarse en el conocimiento de Jesús a partir de los Ejercicios Espirituales para comenzar a ver a las personas más excluidas desde una perspectiva humana, de Buen Samaritano, desde la compasión. Este es, entonces, el reto de concretizar la teoría del llamado de las PAU: «Para caminar junto a alguien, es necesaria la proximidad. Hay que tener la intención solidaria de reconocer al otro vulnerable en su dignidad».

*Fotografía de cabecera: cortesía Universidad Rafael Landívar