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¡Ay de quien no está herido, de quien jamás se siente herido por la vida, ni en la vida reposa herido alegremente! (Miguel Hernández)

En el trascurso de la vida uno va acumulando ciertas heridas.  Algunas forman parte de nuestro ser, otras las crea  la propia vida, y otras veces nosotros somos responsables y otros pueden padecerlas…. En ocasiones me cuestionan y me inquietan: ¿qué hacer con ellas? ¿Cómo vivirlas? ¿Cómo sanarlas,  y ayudar a que cicatricen? ¿Cómo conseguir que yo no centre toda mi atención en ellas?  ¿Quizás me ayudan a ser más humano y solidario? Sí, hay heridas. Y parte de la curación quizás pase por el modo en que las interpreto y sobretodo cómo las vivo.

Fuente: Pastoral SJ

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