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Durante 2025, Teatro La Fragua, obra de la Compañía de Jesús en Honduras, ha visitado a más de una decena de instituciones educativas y comunidades para compartir arte, memoria, comunidad y camino.

 

Por Oficina Provincial de Comunicación

 

En medio de un contexto nacional marcado por desigualdades, Teatro La Fragua reafirma su compromiso con la formación integral de la juventud hondureña a través del arte escénico. «El teatro del pueblo”, título ganado por décadas de presencia constante en los territorios y de resonancia con las realidades del país, ha visitado, durante los primeros meses de 2025, más de una decena de instituciones educativas a escala nacional. En cada encuentro, el teatro no se presenta como un espectáculo externo, sino como un espejo donde la juventud reconoce su historia, sus preguntas y sus posibilidades.

Las funciones—como Las dos caras del patroncito, una pieza que denuncia la desigualdad estructural en el agro latinoamericano, o Tío Coyote y Tío Conejo, que rescata la astucia de la tradición oral como mecanismo de supervivencia— no solo entretienen: interpelan, despiertan, invitan a pensar. Esta gira ha llevado al Teatro a vivir experiencias conmovedoras y llenas de identidad, como la visita a El Corozal, comunidad garífuna a orillas del Caribe hondureño. De acuerdo con Luis García, director del teatro, allí, en una localidad ancestral donde aún resuenan los tambores de la diáspora africana, Teatro La Fragua ofreció una función para estudiantes y habitantes que expresaron que nunca antes habían vivido una experiencia artística de ese tipo. Este encuentro fue una afirmación radical de identidad, de comunidad, de vida compartida. «El teatro, ahí, se convirtió en una trinchera de resistencia simbólica, un acto de defensa colectiva del derecho a ser, a contar, a imaginar», señala García.

Las puestas en escena de La Fragua buscan, además de brindar entretenimiento, crear consciencia sobre problemas como la criminalización de defensores ambientales en Honduras. Foto: Cortesía La Fragua.

 

Otras experiencias de enorme relevancia ocurrieron durante las jornadas educativas desarrolladas en colaboración con Radio Progreso, en la que participaron más de 700 estudiantes de Villanueva, Cortés y de El Negrito, Yoro. Los jóvenes conocieron el funcionamiento de una radio comprometida con la verdad y el servicio comunitario. Luego, en las tablas del teatro, participaron en presentaciones que no sólo provocaron risas o asombro, sino silencios cargados de reflexión. Porque el arte también forma cuando incomoda. Estas actividades no son hechos aislados. Son parte de una pedagogía cultural construida desde hace más de cuatro décadas, con una convicción firme: el teatro no es un lujo para las élites, sino un derecho del pueblo. En cada comunidad visitada, se derriban cercos simbólicos, se cruza el umbral de lo acostumbrado, y se recupera el sentido de lo común.

 

Jóvenes participantes en las jornadas educativas comparten con locutoras de Radio Progreso. Foto: Cortesía La Fragua.

 

Y la ruta continúa. Del 3 al 8 de junio, La Fragua realizará una gira por el Bajo Aguán, región histórica de luchas campesinas, tensiones agrarias y resistencia social. Se llevarán a cabo 11 presentaciones teatrales para aproximadamente 5,000 estudiantes, sembrando en los jóvenes no sólo preguntas sobre su entorno, sino también esperanza, creatividad y sentido de pertenencia. En una Honduras donde los algoritmos moldean el pensamiento y la violencia fragmenta el tejido social, el teatro sigue siendo un acto de contracultura. Una voz que, desde El Progreso, Yoro, dice con firmeza: sí hay otra forma de formar y transformar.

Porque el arte no es entretenimiento. Es memoria, es comunidad, es camino.