“Vengan a adorar al Dios Creador”. Este es el lema de esta institución de la Iglesia, a la vanguardia de la ciencia, en la que los jesuitas han desempeñado y siguen desempeñando un papel destacado. Desde que el Papa Gregorio XIII introdujo el nuevo calendario en 1582, el que todavía seguimos, matemáticos, astrónomos y otros científicos de la Compañía de Jesús han contribuido al avance del conocimiento del universo. Están a la vanguardia de la investigación científica y abarcan una amplia gama de temas, desde el examen de los más pequeños granos de polvo interplanetario hasta el origen y la estructura del universo.
Hace poco, un pequeño grupo de jesuitas de la Curia General tuvo la oportunidad de visitar la comunidad de la Specola Vaticana y especialmente su dominio, los cinco telescopios instalados en los jardines de la residencia de verano de los papas, en Castel Gandolfo, a unos 25 km de Roma. Fue una experiencia simplemente fascinante.
Después de una presentación de la historia de esta institución única, por parte de Pavel Gabor (jesuita de la República Checa especializado en instrumentos astronómicos y planetas extrasolares), Richard de Souza (Goa, India) nos llevó en un viaje intergaláctico al lugar donde las galaxias chocan durante los cientos de millones de años de su existencia.
¿Creen que la Vía Láctea es enorme? Después de escuchar a Richard, la cabeza da vueltas y las ideas sobre el tiempo y el espacio se tambalean. A continuación, le tocó el turno a Jean-Baptiste Kikwaya (África Central), que nos habló de asteroides y meteoritos… y nos mostró algunos fragmentos “reales”.
A continuación, el grupo visitó las instalaciones con Gabriele Gionti (italiano, de la Provincia Euro-Mediterranea). Gabriele, especialista en cosmología y gravedad cuántica, nos habló de las teorías sobre la formación y la evolución del universo. Se trata de temas de gran envergadura que pudo hacer llegar a sus invitados.
El Big Bang sigue siendo la hipótesis más aceptada para explicar la expansión del universo. La franja de este universo en el que el carbono es el elemento principal y sobre el que se basa la vida tal y como la conocemos es muy pequeña: la Tierra está ahí, en el centro de este corredor y Marte está fuera pero muy cerca.
El Observatorio Vaticano tiene su sede en Castel Gandolfo, pero desde la década de 1980 las observaciones se realizan en el Monte Graham, en Arizona (Estados Unidos), donde el Observatorio trabaja en colaboración con la Universidad de Arizona.
¿Tienen la impresión de que Tucson, Arizona, está muy lejos de Roma?
¡Eso es porque no tienen la misma idea de las distancias que los astrónomos! Las condiciones de observación son mejores allí (no hay contaminación lumínica como en Roma), así como las posibilidades de interacción con otros equipos científicos. Sin embargo, durante la visita nos enteramos de que sólo una pequeña parte del trabajo de la Specola se dedica a las observaciones con telescopios. Algunos jesuitas del equipo se pasan la vida interpretando los datos recibidos de las observaciones, haciendo cálculos para comprender mejor los fenómenos astronómicos y aventurándose por los caminos difíciles de la reflexión filosófica y teológica que surge de la observación del cielo…
Fuente. Jesuits Global