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De acuerdo con el Servicio Jesuita a Migrantes  Costa Rica (SJM-CR), la migración de tránsito es una de las más invisibilizadas y precarizadas en Centroamérica. El SJM apoya, desde hace 18 años, a estas personas con atención médica, psicológica, orientación y acompañamiento.

 

Por: Oficina Provincial de Comunicación

 

De acuerdo con Karina Fonseca, directora del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), 1,500 personas transitan a diario por Costa Rica en su camino hacia su destino final, que en la mayoría de los casos es Estados Unidos. Estos grupos incluyen, de acuerdo con Fonseca, gran presencia de mujeres, niñas y niños.

Desde su creación, hace 18 años, el SJM ha acompañado a más de 10,000 personas migrantes que transitan por Costa Rica. Este tipo de migración es, explica la directora del SJM, “más difícil de contabilizar”. Esto debido a que las personas migrantes se mueven de formas clandestinas para que las autoridades no les descubran. Además, agregó, las condiciones en las que llegan a este país son de precariedad y vulnerabilidad.

Las personas migrantes reciben apoyo desde el SJM a través de acompañamiento integral a cargo de un equipo multidisciplinario que brinda desde atención médica básica hasta orientación formativa y respuesta humanitaria. Todo esto con el objetivo de hacer la estancia en Costa Rica un poco más amigable con el resto de la trayectoria.

El SJM reporta condiciones de alta desnutrición, agotamiento y lesiones físicas entre las personas a las que atiende. De acuerdo con Fonseca, las mujeres migrantes son un grupo especialmente afectado, puesto que, además de las dificultades propias del camino, sufren abusos y violaciones en su trayectoria.

Otro de los problemas a los que se enfrentan las personas migrantes es la xenofobia y la hostilidad de algunos sectores de la sociedad, explica Karina Fonseca. En este sentido, el SJM trabaja para crear condiciones de estancia dignas que vayan desde actores locales hasta políticas públicas sobre migración.

El SJM se apoya en elementos de la identidad ignaciana para realizar su trabajo de acogida y acompañamiento con personas migrantes excluidas. Uno de los ejemplos más concretos, es la sensibilización ante el tema migratorio a través de paralelismos en la época de Navidad: “intentamos hacer la relación entre Navidad – huida – acogida. Esto nos funciona bastante bien”, explica la directora del SJM, Karina Fonseca.

Las personas migrantes que provienen del sur de América tienen que atravesar la selva del Darién, en Panamá, un punto de alta peligrosidad por sus condiciones geográficas y climáticas. De acuerdo con un reportaje de El País, entre 2018 y 2023 al menos 258 personas murieron o desaparecieron intentando cruzar el “tapón del Darién”.