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Vinicio Morales es un laico guatemalteco, agradecido y apasionado con su vocación.  Ha dedicado gran parte de su vida a la formación humana  y el acompañamiento espiritual al estilo ignaciano.   

 

Vinicio Joaquín Morales, nació en Baja Verapaz, al norte de Guatemala. Creció en una parroquia dirigida por sacerdotes dominicos, en un contexto de tensión y escases debido a la guerra civil que afectó a su país desde los años 60.   Sin embargo, todo esto le enseñó la confianza en Dios y la importancia de la compasión y la solidaridad, valores que se convirtieron en la base de su gran vocación: la escucha y el acompañamiento a quienes más lo necesitan.

En 1980 se integró a Fe y Alegría como profesor, esto le permitió asomarse a la espiritualidad ignaciana y a la Compañía de Jesús.  Además, desde la educación de calidad que ofrece Fe y Alegría a personas en condiciones adversas, Vinicio fue confirmando su llamado al servicio desde un lugar y un modo en particular.

Después de varios años en Fe y Alegría, y motivado por su experiencia como acompañante de procesos humanos, se sumó al equipo del Instituto Centroamericano de Espiritualidad (ICE-CEFAS), donde laboró por 13 años como formador y luego como director.  Fue en esta etapa de su vida que Vinicio sintió que Dios había guiado sus pasos desde el inicio hasta este punto, y que no había marcha atrás:  Dios le invitaba a aportar a la construcción del Reino desde una vocación en particular: acompañar procesos humanos y espirituales que sanan y liberan.

Vinicio es Magíster en Educación y Aprendizaje, licenciado en Pedagogía y ciencias de la educación. Ha sido miembro de la junta directiva de la Asociación Fe y Alegría y de la comisión técnica de Educación Jesuita en Guatemala (EJEGUA). Actualmente es director de gestión de la identidad institucional de la Vicerrectoría de Identidad Universitaria de la Universidad Rafael Landívar.

Son 45 años colaborando con la Compañía de Jesús.  Según nos comparte, durante este tiempo Dios le ha permitido crecer humana y espiritualmente, y sobre todo, descubrir y confirmar su vocación, y agrega “todo esto es un regalo que la Compañía me ha dado”.

Por último, a partir de su propia experiencia nos aconseja:

“Cuando se está en la búsqueda de la vocación, lo primero que se debe descubrir es el sentido de la propia vida. ¿Para qué estoy en el mundo? ¿Cuál es la razón de mi existencia? pues la vida no se nos dio ni por casualidad ni por error. La vida se nos dio para vivirla con autenticidad y plenitud”.