Después de enviarles un cordial saludo de Año Nuevo a cada uno de Uds., les comunico la triste noticia del fallecimiento del P. Miguel Ángel Goenaga Arteaga, a las 11,30 de la noche de este domingo 8 de Enero en la Enfermería del Liceo Javier, a los 102 años. Tras unos días con problemas respiratorios en los que fue tratado con inyecciones y oxígeno, el sábado comenzó a sentirse mejor. Pero el domingo, de manera inesperada a las 11,30 pm se apagó.
El Padre Miguelito, como le decían sus feligreses en Guatemala, nació en San Sebastián, Guipúzcoa, España el 10 de diciembre de 1909. Ya estudiante de Ingeniería Industrial, ingresó a la Compañía el 30 de Octubre de 1928 en Loyola, de donde salió al exilio a Tournai y Marneffe (Bélgica) en los años de la guerra civil española para realizar sus estudios de Juniorado y Filosofía. Concluido el Doctorado en Teología en Oña, fue destinado a diversos colegios en el País Vasco y el año 1946 fue destinado a Centroamérica. Fue profesor del Colegio Centroamérica de Granada y posteriormente del Seminario San José de la Montaña en San Salvador. Desde 1972 fue destinado a Guatemala donde trabajó incansablemente en el Colegio Loyola, y, sobre todo, en la Parroquia de La Merced, hasta hace tres años, cuando, por motivos de salud, debió ser trasladado a la enfermería del Liceo Javier.
Durante toda su vida, el P. Miguel fue hombre humilde y afable en su trato con los demás. Tal vez lo que más llamaba la atención en su persona era esa amabilidad llena de respeto con que sabía acercarse a las personas y escucharles. Enemigo de crear o aumentar conflictos, no sólo era educado y correcto, sino respetuoso y atento con los demás. Se acercaba a los otros sin prejuicios, con gran cortesía y corrección. Por eso tantas personas acudían a él para confesarse o escuchar un consejo. Vivió repartiendo amabilidad y murió sin molestar a nadie.
Quiera Dios que al tiempo que encomendamos en nuestras oraciones en estos días a este nuestro hermano, el mayor de la Provincia, se nos conceda ese don de una delicada caridad para saber tratar a las personas con el amor y respeto como el P. Miguelito. Descanse en paz.
Un gran abrazo solidario unido a mis oraciones
P. Jesús M. Sariego, SJ.
Provincial
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Compartimos biografía, video y palabras de agradecimiento del P. Miguelito en ocasión del Centenario de su Natalicio.
Diciembre 2009, Comunidad del Liceo Javier, Guatemala.
Biografía del Padre Miguel Goenaga SJ
El Padre Miguel Ángel Goenaga, nació en San Sebastián, España, el 10 de diciembre de 1909. Los nacidos en San Sebastián, ciudad llamada también Donosti y la Bella Easo, se glorían de haber heredado la elegancia, suavidad, pulcritud y alcurnia de esa veraniega y musical ciudad, bordeada por su maravillosa playa de La Concha. El P. Miguel, desde niño desarrollo, en esa ciudad, su típico carácter suave, elegante, culto, delicado y transparente.
Después de graduarse de Bachiller, hizo dos años de Ingeniería Industrial y logró ser admitido en la muy exigente y selectiva Escuela de Ingenieros de Bilbao.
Ingresó al noviciado de Loyola el 30 de octubre de 1928, con 19 años, siendo su Ángel, el P. Pedro Arrupe. Hhizo también en Loyola, sus primeros votos el 1 de noviembre de 1930. Ese mismo año, al ser expulsada de España, la Compañía de Jesús, Miguel fue destinado a Bélgica donde hizo su juniorado de 3 años en la Ciudad de Tournai (1930-1933) y estudió Filosofía en Marneffe (1933-1935)
Volvió a España en 1936, el año en que comenzó la Guerra Civil, para hacer su Magisterio, primero en el Seminario Menor de Durango, y a continuación, en el Colegio de San Sebastián. (1936-1939)
Sus cuatro años de estudios teológicos los hizo en Oña, Burgos. Con la idea de que fuera destinado al Seminario Mayor de San José de la Montaña de El Salvador, el P. Miguel, junto con el P. Platero y otros, se doctoró en Teología en 2 años más de estudio en Oña.
Después de ordenarse Sacerdote, hizo su Tercera Probación en Gandía, y sus últimos votos de Profeso (1945-1946).
Su primer destino apostólico, después de su larga formación, fue la Apostólica de Javier, como Sub-prefecto de Disciplina y Profesor de Matemática y Química (1944-1946).
Ya formado, Miguel vino a Centroamérica en el año 1946, destinado al Colegio Centroamérica de Granada, Nicaragua, como Profesor de Matemática.
Al año siguiente, fue enviado al Seminario de San José de la Montaña de San Salvador, donde pasó 22 años (1947-1962), allí realizó con gran responsabilidad diversas actividades académicas y administrativas: fue profesor de Cuestiones Científicas relacionadas con la Filosofía, enseñó Matemáticas generales, y además Historia de la Filosofía. Siguiendo la tradición de los grandes teólogos Jesuitas, dio Catecismo en la barriada de Antiguo Cuscatlán, cercana al seminario. El rector le encomendó también el cargo de ecónomo.
En 1972, lo vemos en la Merced de Guatemala, donde ha continuado hasta 2008, año en que fue trasladado a la Enfermería de la Comunidad del Liceo Javier. Los cuatro primeros años en Guatemala enseñó Ciencias y Matemáticas en el Colegio Loyola.
Miguel, ejemplo admirable de donostiarra y de jesuita auténtico; se distingue por su continua paz, su conformidad y paciencia en sobrellevar los achaques de la edad, su espiritualidad profunda y amabilidad. Es el enfermo ideal para sus cuidadores y enfermeros. Miguel sentía una gran ilusión en llegar, desde su silla de ruedas, a la meta ya cumplida de sus 100 años de vida generosa, fecunda. Todavía conserva milagrosamente una gran lucidez mental, lo que permite relacionarse con todos, fácil y gozosamente.
Felicitaciones, P. Miguel, y muchísimas gracias por tu ejemplo de sencillez, de bondad, de equilibrio y de paz interior, reflejada siempre en tu constante sonrisa.
10 de Diciembre de 2009.
Texto elaborado por el P. Luis Achaerandio SJ
Palabras del P. Miguel Goenaga SJ.
Gracias por esta alegre celebración de mi cumpleaños centenario. Lo que más me gusta del programa, es la Eucaristía compartida, en acción de gracias a Dios por su amorosa bondad. El Señor me ha colmado de regalos maravillosos en mi vida entera; entre ellos quisiera destacar los siguientes:
– Mis excelentes papás, santos y cariñosos, que me esperan en el Cielo, quienes, de niño, formaron mi carácter amigable y mis vivencias religiosas.
– Mi vocación juvenil a la Compañía de Jesús a la que debo mi formación humana, académica y espiritual; en la Compañía, he sentido la amistad y fraternidad de muchos jesuitas de las comunidades en las que he vivido mis experiencias apostólicas.
– Mi vocación al Sacerdocio de Jesús, que ha llenado de sentido toda mi existencia; he tenido el privilegio de celebrar diariamente la Eucaristía que me ha proporcionado ilusión y fuerza constante para “amar y servir”. Si mis matemáticas no me fallan, he celebrado 25,550 misas en estos últimos 70 años. ¡Qué tesoros de gracia inconmensurable y permanente!
Pido al buen Dios que, hasta que me llame (no tengo ninguna prisa todavía) siga yo gozando de esta paz profunda que El me regala todos los días.
Muchas gracias a todos por este homenaje; y que el Buen Dios los llene con sus dones y les conceda una larga vida como la mía; gracias muy especiales a mis hermanos de este comunidad-enfermería y a los enfermeros y enfermeras que nos cuidan maternalmente.
P. Miguelito Goenaga Sj.
10 de diciembre de 2009.