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SAN IGNACIO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Homilía del 31 de julio del 2020, Guatemala.

Hoy estamos celebrando la Fiesta de San Ignacio en tiempos de Pandemia, de crisis, de incertidumbre, de temores y esperanzas. No muy lejos de los tiempos que le toco vivir a Ignacio de Loyola, noble caballero de la corte del rey de España.

Ignacio vive sus años jóvenes con ideales mundanos, sirviendo al rey terrenal con los valores propios del poder de la época: riqueza, prestigio y honor.  También nuestro mundo se ha caracterizado en las últimas décadas neoliberales y nuestro país no es excepción en poner el valor en la riqueza exclusiva de unos pocos, en la corrupción como medio de alcanzar prestigio y en la vanidad de una sociedad hipócrita que se nutre de la injusticia.

Irrumpe en la vida de Ignacio y en nuestras propias vidas el sorpresivo bombazo de la violencia. La violencia física, psicológica y social de un mundo en guerra de alta o baja intensidad. Ignacio sufre en Pamplona la herida de la bala. Ignacio cae del orgullo a la fragilidad. De liderar la batalla a ser cuidado en la retaguardia de la convalecencia. “¿De qué sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o perjudica a sí mismo?”.

Nosotros/as hoy también hemos sufrido el bombazo de Covid19, un virus diminuto que evidencia la magnitud de la herida sanitaria, social, económica y ecológica. La pandemia ha abierto nuestras heridas históricas de la opresión y sumisión de unos hacia los otros.

La herida de Ignacio le lleva a un tiempo de confinamiento, de conversión. Nosotros estamos también heridos por la pandemia en confinamiento, en cuarentena, en convalecencia. Este es un tiempo de desvelar la Verdad, los nuevos ideales. En Ignacio de noble caballero paso a humilde peregrino. ¿Y nosotros y nosotras?

Hoy nos toca peregrinar en la Pandemia, caminar hacia lo nuevo, hacia el post covid19. Nos toca peregrinar hacia lo auténtico, lo esencial.

Ignacio se pone en camino, quiere ver, oír, sentir la tierra de Jesús, su nuevo ideal, su nuevo Rey eternal. La “nueva normalidad” de Ignacio será el Seguimiento a Jesús pobre y humilde.

En el seguimiento hay que cambiar, dejar la vestimenta de la vanidad y tomar el vestido de los pobres y sencillos. La vestimenta de los vulnerados por la crisis, la emergencia, la incertidumbre y el temor.

Un nuevo confinamiento tuvo Ignacio en Manresa, una localidad cerca de Monserrat y camino a Barcelona. La cueva de Manresa será el lugar del peregrinaje interior. Descender al propio yo, al propio espíritu. Sera el lugar de ordenar afectos y ejercitar el alma. Tiempo de profundizar: ¿Qué he hecho con mi vida? ¿Qué hago con mi vida? ¿Qué debo hacer con mi vida?

Hoy en el encerramiento y la cuarentena también tenemos la oportunidad de ejercitar el espíritu, de ordenar nuestros afectos, deseos y prioridades. Bajar a nuestro propio pozo.

Pero en Manresa, también Ignacio tiene la experiencia de la “nueva normalidad”: todas las cosas le parecieron nuevas. En la crisis emerge una nueva oportunidad, una nueva manera de mirar, de sentir, de amar y esperar. Lo nuevo esta germinando en este tiempo, lo esencial de la vida, la dignidad y la felicidad de alcanzar la plenitud. Y la plenitud es vivir desde Dios.

Lo nuevo es tierra de misión. Para Ignacio se concreta la misión en ayudar a las almas. La misión es en todo amar y servir. Y para ello Ignacio entiende que debe formarse para la misión, para lo nuevo. Formarse es crecer en autenticidad y solidaridad. Formarse en Ignacio es crecer en virtud y letras, en conocimiento interno y sabiduría.

Lo nuevo requiere de discernimiento para distinguir las tentaciones, para no mirar hacia atrás como la estatua de sal. Discernimiento para distinguir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal.

Lo nuevo requiere colaboración para el cuidado de Dios y sus preferidos: los pobres, las juventudes excluidas, los descartados, los y las violentados por la pandemia. Lo nuevo no es la normalidad, lo nuevo es lo especial, es el” Kairos” de Dios, el tiempo de Dios, nuestro tiempo oportuno. Tiempo de nuevas oportunidades y desafíos.

 Lo nuevo es el Magis de la excelencia en el amor. No caer en la mediocridad de la rutina del pasado. Amar para alcanzar la plenitud. Ignacio hoy nos invita a construir el tiempo especial, el post covid19, la post mentira, la post injusticia. Tiempo nuevo para superar el egoísmo y recrear la solidaridad.

Hoy estamos germinando, como Ignacio, en nuestros corazones frágiles el cielo nuevo y la tierra nueva de la Esperanza en Jesús Resucitado.

Hoy somos portadores del virus del amor y de la ternura que supera la fragilidad. Somos contagiados del Espíritu de Dios para descubrir la nueva humanidad.  Una humanidad nueva reconciliada en comunión con Dios y con los demás cuidando de la “Casa Común”.

Miquel Cortes s.j.