Skip to main content

Un día, probablemente en el otoño de 1522. Al salir de una iglesia en las afueras de Manresa, Ignacio se sentó junto al río Cardoner y se puso a orar. Hablando de sí mismo en tercera persona, más tarde describió de esta manera lo sucedido:”Y estando allí sentado se le empezaron a abrir los ojos del entendimiento; y no que viese alguna visión, sino entendiendo y conociendo muchas cosas . . . y esto con una ilustración tan grande, que le parecían todas las cosas nuevas . . . Y esto fue en tanta manera de quedar con el entendimiento ilustrado, que le parecía como si fuese otro hombre y tuviese otro intelecto” (Autobiografía de San Ignacio de Loyola, 30).Esta experiencia junto al río Cardoner fue más intensa y le cambió la vida más que todas las otras experiencias juntas que había tenido en la oración.

Ilustración: Meg RoxasFuente: La Palabra entre nosotros#JesuitasCentroamérica