Por: Oficina de Comunicaciones
El 13 de octubre, recordamos con cariño a San Estanislao Kostka, conocido por su santidad juvenil y su persistente decisión de seguir la llamada de Dios a pesar de los obstáculos que ponía su familia. Estanislao nació cerca de Cracovia en 1550, hijo del senador de Polonia y lord de Zakroczym, y su madre estaba emparentada con la nobleza.
Su vida trascendió debido a decisiones de su familia, pues cuando tenía 14 años de edad su padre en desacuerdo a su inclinación por la vida espiritual y su devoción religiosa decidió enviarlo, en conjunto con su hermano mayor, a estudiar a Viena en el Colegio de la Compañía de Jesús. Sin embargo, esto sólo lo llevó a vivir intensamente el espíritu del Evangelio y la devoción a María, trabajando y dando testimonio de grande coherencia entre vida y fe. De ese modo, la llamada del Señor fue madurando en él y su fiel correspondencia a la gracia fue también creciendo mucho, como se manifestaba en los numerosos espacios que dedicó a la oración, a su fervorosa participación en la Eucaristía y la asidua recitación de la Liturgia de las Horas, pero sobre todo, practicando las enseñanzas de los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.
En diciembre de 1565, fue receptor de una grave enfermedad. Esta etapa de su vida le permitió vivenciar una experiencia mística en la que le visitaba María, y donde ella ponía el Niño Dios en sus manos, lo cual fue interpretado como una señal de que iba a entrar en la Compañía de Jesús. Asimismo, esta situación fue simbólica en su familia, pues él pidió recibir el Viático, una eucaristía para los moribundos, pero su hermano se negó a dársela, lo que lo llevó a suplicarle presidente de la congregación a la que pertenecía, de Santa Bárbara, que intercediera ante Dios para que le fuera posible recibir el Viático antes de morir.
Tras esta experiencia se vio una notable mejora en su salud, para después ir a ver al provincial de los jesuitas en Viena para pedirle la entrada en la Compañía, quien le negó el acceso pues necesitaba la aprobación de sus padres, pero eso no lo detuvo, pues inclusive habló con otro jesuita, que le sugirió ir a Augsburg para pedir que le aceptase, por lo que se escapó de Viena la mañana del 10 de agosto de 1567, vistiendo el basto hábito de los peregrinos para ocultarse de su hermano.
Permaneció en Gesù durante tres meses, antes de pasar brevemente por el Colegio Romano y entrar en el noviciado de San Andrés. El noviciado de Kostka tuvo una duración de no más que 10 meses, ya que en 1568 tuvo una premonición de que moriría pronto, y tal como lo predijo, cayó en una grave fiebre, y por un falta de un enfermero calificado no recibió el tratamiento adecuado, hasta que perdió las fuerzas tras fallecer con 18 años. Finalmente, recibió el viático y oró con los novicios y otros jesuitas que lo acompañaban.
El 15 de agosto de 2018, el Papa Francisco, con motivo del 450 aniversario de la muerte del Santo nos dejó un mensaje a la sociedad actual:
“San Estanislao os enseña esa libertad que no es una carrera ciega, sino la capacidad de discernir la meta y de seguir las mejores sendas de comportamiento y de vida. Os enseña a buscar siempre, en primer lugar, la amistad con Jesús; a leer y meditar en su palabra y a acoger en la Eucaristía su presencia misericordiosa y poderosa, para resistir al condicionamiento de la mentalidad mundana.”
Fotografía recuperada de: Institut Id du Rédempteur