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PRONUNCIAMIENTO: CUIDEMOS LA CASA COMÚN

 

La Iglesia Católica de la Diócesis de Trujillo, en el marco de la clausura del mes de la Familia y del Matrimonio, y consciente ante el desafío urgente de proteger nuestra casa común que  incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar (LS 13). Ante la necesidad de  fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia (LS 52) Conscientes de   la necesidad vital que tiene el pueblo de Honduras de la justicia y la paz,  ante  la comunidad cristiana, comunidad en general, gobiernos municipales y el gobierno central de nuestro país, nos  pronunciamos de la siguiente manera:

  1. Afirmamos que la familia es la célula primaria de la sociedad, obra que hace visible la imagen de Dios, y que, por tanto,  debe ser respetada en todos los derechos que son inherentes a su dignidad humana: el derecho al agua, al ambiente habitable, a la salud, a la educación, a la seguridad alimentaria, a la vivienda  y al territorio.   Estos derechos son fundamentales para el desarrollo sostenible que hace posible la paz. Ante todo, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos (LS 30)
  2. Que las familias en los Departamentos de Colón y Gracias a Dios están expuestas a vejámenes por las violaciones a sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales por el modo de producción que se les ha impuesto: monocultivos de palma africana, banano, ciudades modelo, Hidroeléctricas y ahora la Minería a cielo abierto.
  3. Que la familia en el Municipio de Tocoa específicamente está en alto riesgo por seis proyectos mineros en el Parque Nacional Carlos Alfonso Escaleras Mejía que suman tres mil quinientas hectáreas de territorio y ya tienen en grave peligro a las comunidades del sector San Pedro y Guapinol, por la sedimentación en los ríos San Pedro, Guapinol, corriendo la misma suerte los ríos Cuaca, Tocoa y Taujica. Además, hay muchas solicitudes de concesiones en esta región que de desarrollarse nos dejarían en un total desierto nuestro territorio.
  4. Que las comunidades de Betulia, la Fortuna y Samaria en el municipio de Santa Fe, son víctimas de la producción de energía eléctrica en el río Betulia, llevando años de lucha frente a las maniobras perversas del Gobierno en connivencia con la empresa concesionaria.
  5. Fundamentados en nuestra fe, la Iglesia defiende la justicia y la vida; y en el espíritu del Evangelio no podemos estar de acuerdo con la conculcación de derechos fundamentales como el agua y el ambiente habitable en nombre del mal entendido concepto de desarrollo. Expresamos cristianamente nuestro rechazo a estos proyectos que han provocado la indignación de las comunidades que han iniciado el movimiento social en defensa de sus derechos que la Constitución les ampara.
  6. Hacemos un llamado a toda la comunidad cristiana y a la sociedad en general para defender nuestra casa común.  Porque a ella, que nos alimenta y proporciona todo lo necesario para subsistir, debemos tratarla como a una madre, cuidarla, protegerla y defenderla de quienes, como depredadores, quieren explotarla hasta destruirla.
  7. A los Gobiernos Municipales y al Gobierno central les recordamos su obligación de escuchar y atender al pueblo que los ha elegido y de ser coherentes con sus obligaciones ante esta situación que está exigiendo justicia. Ante la oferta de desarrollo a costa de degradar el ambiente y, por ello, la vida de la población, deben definir claramente su postura: o se está al lado del Dios de la Vida o someten su conciencia al dios-dinero.  Pero recuerden que ambas cosas son incompatibles.
  • Finalmente, exigimos la cancelación de todos los proyectos extractivos en el Departamento de Colón, y, con la plena participación de toda la ciudadanía, se construya un proyecto de desarrollo integral en el cual la ecología y el ambiente estén en la base de dicho desarrollo.  Esto mismo exigimos para el Departamento de Gracias a Dios donde se está destruyendo la Biosfera del Río Plátano a la vez que se expropia a los nativos de sus territorios.

                          Tocoa, Colón, 26 de agosto  2018

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