José María Tojeira S.J. escribe desde El Salvador para la Revista de Espiritualidad Ignaciana Manresa, dedicada en su No. 380 a reflexionar sobre: “Amor crucificado. El Martirio y la espiritualidad ignaciana.
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La invitación de Ignacio a imitar al Señor en toda injuria y todo vituperio invita a hacer opciones con riesgo para la vida. El modo ignaciano de entender la pobreza prepara también para el martirio, ya que, cada vez más, la coherencia práxica con una fe exige solidaridad con los pobres y denuncia de las injusticias estructurales: En muchos países americanos las muertes por el Evangelio se han convertido en un riesgo frecuente y una realidad trágica. La misión, en sociedades donde la injusticia es patente, tiene una dimensión política y económica innegable. El seguimiento de Cristo, el amor a los pobres y la capacidad crítica enciende el odio y la persecución: los que trabajan por anunciar la liberación integral de las personas no trabajan sin pagar un precio.
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