Una formación humana que conduce a un compromiso con el bien común.
Esta fue la cuarta parada de la gira del Padre General por la Provincia de América Central. El domingo 27, después de un tiempo en una iglesia jesuita muy popular por la devoción del pueblo guatemalteco al Cristo de la Misericordia y a San Judas Tadeo, el P. Sosa fue al Colegio Javier para encontrarse con los cuarentones de jesuitas que trabajan en Guatemala. Su mensaje, en esta ocasión, puede resumirse de la siguiente manera: “[sentirse y actuar] como un solo cuerpo, integrado por diversidad de miembros, tareas y carismas, que tiene como cabeza al Señor” y “en permanentemente escucha de su Palabra y en común discernimiento de los signos de los tiempos”.
Al día siguiente, las 12 obras de la Compañía en Guatemala tuvieron la oportunidad de presentar sus compromisos. La mayoría de estas obras tiene un perfil educativo, como también el trabajo pastoral en parroquias y templos. La irradiación de todas estas instituciones en el país es inmensa y todas se inscriben su trabajo en el horizonte de la proclamación de la fe que busca la justicia y la reconciliación en una sociedad profundamente fragmentada por diversas formas de exclusión, racismo, violencia contra la mujer, corrupción e impunidad.
El P. General en sus palabras los alentó a todos a “continuar trabajando con empeño en el servicio del Reino enfocándose en la formación humana y en una educación que permita tener ciudadanos comprometidos en el servicio del bien común, haciendo posible que surjan la vocación al servicio público, en el que la acción política se perciba como una contribución al ordenamiento social que permita el bien de todos”.
En la homilía de la eucaristía, señaló la necesidad de articular “la profundidad intelectual, en el análisis, reflexión y estudio de la realidad social”, con “el discernimiento espiritual para descubrir dónde está actuando el buen Espíritu”, es decir aquel que, como Jesús, sana, protege y construye la vida humana.
Una última parada del viaje guatemalteco fue la visita del proyecto educativo Puente Belice. Es una particular experiencia formativa de jóvenes provenientes de barrios extremadamente vulnerables de la ciudad, en la que tienen la oportunidad de aunar estudio y trabajo.