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“La vida de las personas o grupos se define en gran manera por lo que se ama apasionadamente y por la Esperanza que nos mueve e impulsa a seguir adelante sin detenernos”, P. Arnaldo Zenteno, S.J.

Desde su llegada a nuestra querida Nicaragua, Nicaragüita en 1982, su amor apasionado y una inquebrantable esperanza es la frase que define el testimonio de Arnaldo Zenteno en su radical opción de vida. Es la frase que refleja la misión de las Comunidades Eclesiales de Base. La ruta que deja marcada.

Arnaldo vivió con pasión el seguimiento a Jesús de Nazaret. Su corazón ardiente y su indomable fortaleza de espíritu no cabían ya en su cuerpo debilitado, desgastado, en la entrega total de su vida a la construcción del Reino, sembrando a cada paso semillas de Evangelio con su humildad e increíble capacidad de amar.

Arnaldo amaba a Jesús, a la Iglesia, a su familia, a la Compañía de Jesús, su vocación, a sus hermanos de comunidad, a sus dos patrias, a los pobres y desvalidos y su causa desde su opción preferencial. Nos amaba a nosotros y nosotras, tantos y tantas que recibimos la gracia de tenerlo en nuestras vidas como el amigo incondicional, el compañero de camino, el hermano, el incansable soñador.

Soñaba con un mundo nuevo y una iglesia renovada misionera y samaritana de puertas siempre abiertas, acogiendo en su seno como madre amorosa a los pobres y a los descartados, como los llama el Papa, porque nos enseñó que el Evangelio se puede hacer vida.

Ahí quedan sus huellas en el campo y la ciudad, plasmadas en los corazones y en los proyectos sociales por la vida, impulsados y acompañados por él. Recojamos su bandera y en un consolador abrazo de unidad entreguémoslo al Padre en la bandeja de nuestra inquebrantable esperanza.

 

Tus amigas y amigos de camino

Comunidades eclesiales de base-Nicaragua