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La soberanía que necesitamos

 

Cerramos septiembre, y como ocurre todos los años, miles de tambores sonaron, decenas de miles de niños gastaron sus zapatos en marchas pagadas y obligadas y muchos discursos que con pecho inflado gritaron al unísono que somos un país libre, soberano e independiente.

Pero, ¿Qué es lo que esconde las marchas, tambores y discursos oficiales? Entre otras cosas, la soberanía y el patriotismo oficial tiene un problema de origen, se impulsa desde un poder ejercido de las élites económicas y políticas que aplasta a las grandes mayorías empobrecidas, y dicho de paso, esas mayorías son las mismas que desfilan el 15 de septiembre.

Por tanto, construir un país soberano con capacidad para ejercer control sobre el territorio y tomar decisiones en función de los intereses de las mayorías empobrecidas es una tarea impostergable, una soberanía popular que nos ayude a hacer ruptura con el fanatismo patriotero elitista y oficialista.

La construcción de ese país soberano, pasa al menos por tres decisiones, que al tiempo son tres tareas de país. Primera tarea, construir un modelo económico que haga uso sostenible de los bienes naturales y no concentre la riqueza en unas pocas familias nacionales y transnacionales. Un modelo económico que no tenga como única variable el crecimiento económico, sino también el desarrollo de la gente; un modelo económico que no tenga como único camino el mercado, sino que se complementa con el Estado.

Segunda tarea, necesitamos construir un nuevo orden constitucional. Necesitamos un Estado de derecho donde nadie esté por encima de la ley, donde todos tengamos las mimas oportunidades y corramos los mismos riesgos. Una institucionalidad que proteja los bienes públicos, que no se convierta en correa de trasmisión de los intereses de elites empresariales; una institucionalidad que protegiendo las riquezas públicas establece relaciones horizontales con los sectores empresariales nacionales y transnacionales.

Tercera tarea, necesitamos construir un nuevo sujeto social, que rompa con la lógica de las salidas individuales para avanzar a buscar salidas colectivas. El neoliberalismo nos atrapó con su narrativa de que lo individual es mejor que lo colectivo, que lo privado es mejor que lo público, que los servicios del mercado son mejores que los servicios del Estado. Esa narrativa nos ha llevado al “sálvese quien pueda”, a desmantelar el Estado y a poner todos los huevos en la olla del mercado.

Cada septiembre será ocasión para promover la construcción de soberanía en los territorios y pueblos. Pero insistimos, necesitamos una soberanía que tenga como punto de partida la organización y movilización de todos sectores populares, que camine a la recuperación la institucionalidad y abra paso a la construcción de una cultura de la legalidad, de la justicia y desde ahí avanzar a recuperar el bienestar y la alegría de la gente.

Fuente: Radio Progreso y el ERIC