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“Si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de los Cielos.”

Por Dani Cuesta SJ, Provincia de España

La solemnidad de la Epifanía, o el “Día de Reyes” es una de las grandes fiestas que se celebran en España. Se trata de un día lleno de ilusión, en el que los niños son los grandes protagonistas de la familia, pero en el que, a la vez, todos volvemos a recordar nuestra infancia y en cierto modo, nos volvemos como niños.

La fiesta empieza la tarde del cinco de enero. En ella, los Reyes Magos recorren las calles de todos los pueblos y ciudades de España en una cabalgata llena de fantasía y magia y en la que no pueden faltar los caramelos. Todos los niños de España quieren ver a los Reyes Magos de Oriente y decirles, en un intercambio de miradas, que han sido muy buenos y que por eso esperan los regalos que les han pedido en sus cartas. Es especialmente bonito ver como ese día no son solo los niños los que buscan a los adultos para que les lleven a ver la cabalgata, sino que también los adultos buscan a los niños para poder ir a ver a los Reyes con ellos, y así revivir la ilusión y la inocencia de la infancia, a la vez que recordar a aquellos que les llevaron de niños a ver la cabalgata y que hoy ya están en la Casa del Padre.

Terminada la cabalgata, los niños dejan sus zapatos en el lugar donde los Reyes Magos suelen dejar los regalos y además preparan dulces y bebida para los Reyes y en muchos casos también agua para los camellos. Después, los pequeños de la casa se van a dormir, muy nerviosos, pero llenos de confianza en que, durante la noche, de alguna manera mágica, los Reyes Magos entrarán en su casa para dejarles sus regalos.

En la mañana de la fiesta de la Epifanía, los niños madrugan y despiertan a sus padres y hermanos para ir a buscar los regalos. Es impresionante ver la cara de ilusión de los pequeños cuando descubren que junto a sus zapatos los Reyes han dejado paquetes envueltos en papel de regalo. Después, todos abren sus regalos; los niños gritando entusiasmados y los mayores agradeciendo los dones y el poder celebrar en familia. Pero, la fiesta de Reyes es una celebración familiar en su más amplio sentido y, por eso, el día seis de enero suele ser un día para visitar las casas de los familiares y disfrutar de una buena comida en familia, donde se come el famoso roscón de Reyes, el último de los dulces de la Navidad.

Pese a que se encuentre amenazada por el consumismo, lo cierto es que la fiesta de los Reyes Magos en España está llena de valores cristianos y también es un bonito elemento para la transmisión de la fe. De valores puesto que, como decía anteriormente, nos recuerda que, si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de los Cielos, que hay más alegría en dar que en recibir, y nos hace conscientes de la importancia de la familia, a la vez que agradecidos por ella. Y, es un bonito elemento para la transmisión de la fe porque, a pesar de que existan intentos de secularizarla, lo cierto es que la fiesta de los Reyes hace que los niños sepan que un día, hubo unos Magos de Oriente que se pusieron en camino siguiendo a una estrella que les llevó hasta el Niño de Belén.

Fuente: Jesuits Global