Como una escena celestial, las estatuas de estos ángeles conducen a los peregrinos al Vaticano. Pero antes de llegar es imposible no alzar la mirada a este castillo del año 123 y ver la imagen de Arcángel San Miguel en la cima.
Esa misma escena la vivió el Papa Gregorio Magno en el año 590, durante una procesión para pedir el fin de la peste que asolaba la ciudad de Roma.
P. SIMONE RAPONI
Historiador
“En el momento en que todos llegaron cerca del Castel Sant’Angelo, trayendo consigo la imagen de la Salus Populi Romani, la imagen de la Virgen que se conserva en Santa María Maggiore, se vieron grupos de ángeles que cantaban el Regina Coeli. El Papa levantó los ojos a la cima del castillo y vio a San Miguel Arcángel limpiando su espada llena de sangre y envainándola. Ese fue el signo del fin de la plaga”.
La estatua no está allí por casualidad y tampoco es la primera. La que se observa en la actualidad tiene un diseño clásico, con vestiduras romanas. Fue realizada en 1752.
P. SIMONE RAPONI
Historiador
“Fue inaugurada el día de San Pedro y San Pablo del año 1752, bendecida por Benedicto XIV. Es una estatua de poco más de 5 metros, muy grande e imponente. Realizada por un artista belga. Otras estatuas de una serie la precedieron, incluso dentro del castillo hay una de ellas, realizada en mármol en el pontificado de Pablo III”.
Después de la milagrosa aparición la edificación construida como mausoleo del emperador Adriano fue redenominada Castel Sant’Angelo, adquiriendo un papel muy importante para la ciudad.
P. SIMONE RAPONI
Historiador
“Más tarde se incorporará al Vaticano con la construcción del Passetto di Borgo y luego cumplirá varias funciones en la historia: Se convertirá en una fortaleza, una prisión, la sede del tesoro, la sede del archivo y se convierte en un lugar muy importante sobre todo para la defensa de Roma”.
Y desde lo alto, con su imponencia, la imagen de San Miguel Arcángel, resguarda y defiende en la lucha a romanos y turistas.
Daniel Díaz Vizzi