Francisco: “Esta pandemia resalta los efectos dañinos de otro virus que ha plagado por mucho tiempo a la humanidad, la indiferencia”
“En este momento en que el Brasil, junto con el resto del mundo, se enfrenta a la pandemia del Covid-19, la misión de esta institución y de cada profesional de la salud es aún más significativa”
“En la certeza de que viajamos “en la misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos” (n. 32), cada uno, según sus posibilidades concretas, no debe aspirar tanto a una vuelta a la “normalidad”, que al final ya estaba enferma”
“Reafirmar el compromiso de cada persona en la lucha contra la pandemia e inspirar actitudes concretas que ayuden a promover el bien común de manera cada vez más eficaz y libre de ideologías”
La superación de la pandemia del Covid-19 y la búsqueda de formas de avanzar en ese sentido ha sido una preocupación fundamental en la vida del Papa Francisco, quien desde el principio ha apoyado las iniciativas de las autoridades políticas y ha respaldado la labor del mundo científico. Un nuevo ejemplo de este reconocimiento ha sido el mensaje enviado a la Presidenta de la Fundación Osvaldo Cruz, la Dra. Nísia Trindade Lima.
El escrito del Papa Francisco respondía a una petición de “un mensaje con motivo del seminario ‘Fratelli tutti: El mensaje social global del Papa Francisco’, promovido por la fundación”, que se celebró el 3 de noviembre y en el que participaron Leonardo Boff, Luiz Davidovich y Maria Cecilia Minayo, moderados por Paulo Marchiori Buss. En sus palabras, el Papa agradece a todos los profesionales de la salud de Brasil “por todo lo que han hecho por la población de este país, que me es tan querido”.
La importancia de las palabras del Papa Francisco adquiere mayor relevancia en un país donde la lucha contra la pandemia del Covid-19 ha dejado mucho que desear. Brasil, que ya ha superado los 5,5 millones de casos y los 160.000 fallecidos, ha vivido momentos graves, que han afectado especialmente a los sectores más pobres de la población, víctimas de un sistema de salud desguazado. Además, la pandemia ha sido otro instrumento de polarización en una sociedad en la que el Presidente de la República siempre ha estado en contra de las políticas de aislamiento, la labor del mundo científico y la eficacia de la vacuna.
Frente a esta política oscurantista, apoyada por grupos de seguidores fanáticos del actual presidente, la Iglesia Católica se ha posicionado a favor del cuidado de la vida. Entre otros ejemplos está la última campaña promovida por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil para este mes de noviembre que comenzó con la celebración del Día de los Difuntos, “Es hora de cuidar de la nostalgia y de la casa común“, haciendo un llamado a recordar a las víctimas del Covid-19 y de la deforestación y los incendios en la Amazonía y en la región del Pantanal.
El mensaje papal muestra que “esta pandemia, que no excluye a nadie frente al sufrimiento, pone de relieve aún más los efectos nocivos de otro virus que durante mucho tiempo ha asolado a la humanidad, el virus de la indiferencia, que nace del egoísmo y genera la injusticia social”. Francisco comenta, a partir de pasajes de Fratelli tutti, su última encíclica, cómo afrontar la realidad actual, proponiendo como ejemplo de comportamiento “la imagen del Buen Samaritano, cuya parábola, independientemente de las convicciones religiosas, nos interroga sobre el verdadero sentido del amor al prójimo (cf. n. 56) y nos invita a “revivir nuestra vocación de ciudadanos de nuestro país y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social” (n. 66)”.
Francisco nos recuerda una vez más “que viajamos “en la misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos” (n. 32)”, lo que debe llevarnos a no buscar la vuelta a la “normalidad”, ya enferma, sino a “construir una sociedad marcada por la inclusión, levantando y rehabilitando a los que se encuentran al margen del camino de la vida (cf. n. 67)”. Este mensaje tiene especial relevancia en Brasil, un país donde la pandemia ha aumentado exponencialmente el desempleo y el hambre, fruto de políticas públicas que no garantizan lo fundamental en la vida de todo ser humano, una realidad que afecta especialmente a los más pobres.
El Papa destaca la gran labor del personal sanitario y del mundo científico en Brasil, “cada mujer y cada hombre, investigador, médico o enfermero”, que, según él, “además de ser una manifestación de celo profesional, puede -y debe- ser vivido como una expresión concreta de amor a los demás”. Por último, insiste en la necesidad de “reafirmar el compromiso de cada persona en la lucha contra la pandemia e inspirar actitudes concretas que ayuden a promover el bien común de manera cada vez más eficaz y libre de ideologías“, una petición fundamental en un Brasil en el que las ideologías han ensombrecido las mentes de buena parte de la población.
Ilustre doctora
Nísia Trindade Lima
Presidente de la Fundación Osvaldo Cruz
He acogido con satisfacción la invitación para enviar un mensaje con motivo del seminario “Fratelli tutti: el mensaje social global del Papa Francisco”, promovido por la Fundación Osvaldo Cruz, y me complace extender mi saludo y agradecimiento a todos los profesionales de la salud de Brasil por todo lo que han hecho por el pueblo de este país, que me es tan querido.
También quiero expresar mi reconocimiento por la labor de excelencia científica en el ámbito de la salud pública que se lleva a cabo en esta institución centenaria que, siguiendo el ejemplo de su renombrado fundador, el sanitarista Osvaldo Cruz, promueve la salud y la calidad de vida de los brasileños. En este momento en que el Brasil, junto con el resto del mundo, se enfrenta a la pandemia del Covid-19, la misión de esta institución y de cada profesional de la salud es aún más significativa.
Esta pandemia, que no excluye a nadie ante su sufrimiento, pone de relieve aún más los efectos nocivos de otro virus que durante mucho tiempo ha asolado a la humanidad, el virus de la indiferencia, que nace del egoísmo y genera la injusticia social. Ante esta realidad, en la reciente Carta Encíclica Fratelli tutti -sobre la fraternidad y la amistad social- ha querido proponer la imagen del buen samaritano, cuya parábola, independientemente de las convicciones religiosas, nos interroga sobre el verdadero sentido del amor al prójimo (cf. n. 56) y nos invita a “hacer revivir nuestra vocación de ciudadanos de nuestro país y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social” (n. 66).
En la certeza de que viajamos “en la misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos” (n. 32), cada uno, según sus posibilidades concretas, no debe aspirar tanto a una vuelta a la “normalidad”, que al final ya estaba enferma, como a colaborar, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, en la construcción de una sociedad marcada por la inclusión, la elevación y la rehabilitación de quienes se encuentran al margen del camino de la vida (cf. n. 67), en la convicción de que “hemos sido creados para la plenitud, que sólo puede alcanzarse en el amor” (n. 68). En este sentido, creo que el esfuerzo de Friocruz, así como de tantos otros centros de investigación del Brasil y de toda mujer y todo hombre, investigador, médico o enfermero, además de ser una manifestación de celo profesional, puede -y debe- ser vivido como una expresión concreta de amor al prójimo.
Y con la esperanza de que este Seminario pueda reafirmar el compromiso de cada persona en la lucha contra la pandemia e inspirar actitudes concretas que ayuden a promover el bien común de manera cada vez más eficaz y libre de ideologías, envío la Bendición Apostólica, extendida a sus familias, pidiéndoles también que por favor no dejen de rezar por mí.
Roma, San Juan de Letrán, 30 de octubre de 2020.
Francisco
Fuente: Religión Digital