Evangelio del día, Marcos 16, 15-20
“No se turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino. Entonces Tomás le dijo: Señor, nosotros no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino? Jesús contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.
Palabra del Señor.
Compartimos una reflexión a cargo del P. Carlos Manuel Álvarez Morales, S.J.
Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí
No tenemos un camino más claro que el de Jesús para vivir una vida plena. En el camino que el Señor nos presenta encontraremos ciertas dificultades. Todo eso lo podremos superar tomándonos de la mano del Señor, sin detenernos, tratando de vencer lo que nos parece difícil de superar. Si seguimos con firmeza, nuestra recompensa será eterna, el encuentro definitivo con el Padre al final de los tiempos.
Yo voy al Padre por el Camino que Jesús ha abierto en mi vida; un camino de fidelidad, de compromiso, de verdad, de servicio, de entrega generosa; todo esto me conducirá a un encuentro plenamente amoroso con aquel que me ha dado la vida y con quien al final de los tiempos podré gozar de su presencia para toda la eternidad. Si me aparto de las enseñanzas de Jesús, que recibo a través de su palabra, el camino para llegar al Padre no lo podré recorrer.
¿Cómo ha sido Jesús a lo largo de mi vida, mi Camino para llegar al Padre?, ¿Qué es todo aquello que me aparta de las enseñanzas de Jesús me alejan del Camino para llegar al Padre?