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“Seguramente la acción social sea el lugar donde la Iglesia se hace más creíble hoy, posiblemente sea el lenguaje más comprensible hoy sobre Dios”

Francisco Javier (Patxi) Álvarez de los Mozos S.J. (Bilbao, 1967) trabajó durante 10 años en Alboan –la ONG jesuita del país Vasco y Navarra- y colaboró en la formación de laicos, sobre identidad y misión jesuita. También fue coordinador de la planificación apostólica de su Provincia (Loyola). Desde hace año y medio es el secretario del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Compañía de Jesús. Aunque reside en Roma, viaja por muchos países donde los jesuitas desarrollan su labor social. Acaba de llegar de Kenia, donde se ha celebrado la Congregación de Procuradores de la Compañía de Jesús.

-Recién llegado de la Congregación de Procuradores, en la que has ejercido de Secretario, ¿cuáles son las impresiones y las principales conclusiones que extraes de esta cita universal de la Compañía?

-La Congregación de Procuradores (C.P.) es una reunión periódica de la Compañía a nivel internacional y es una reunión de las bases de la Compañía, porque van personas elegidas de cada provincia. No acuden los superiores mayores o provinciales, sino personas elegidas por la base para que consideren, junto al Padre General, la situación de la Compañía y decidan si es o no necesario convocar una Congregación General. En este caso, se ha visto claramente que no es necesario, no hay motivos de peso para convocar una Congregación General.

Una segunda cosa importante a señalar es la diversidad de personas que ha habido y, en ese sentido, el cambio demográfico que ya se adivina en la Compañía. Se trata de un largo proceso que se va viendo cada vez más claro y que ya se ha visto en esta C.P. Esto significa una reducción del número de jesuitas en Europa y en Norteamérica, por ese orden, y después el incremento fundamentalmente en África, donde hemos celebrado la C.P. y sobre todo en el sur de Asia, que en nuestro caso, incluye India, Sri Lanka y Nepal. Aparte, hay una cierta estabilidad en Latinoamérica y en Asia-Pacífico. Eso significa que el cambio demográfico está sucediendo ya, aunque su final no lo veremos en varias décadas. Pero se aprecia ya una diversidad cultural muy grande, una riqueza muy grande. Antes, de muchos países venían delegados europeos. Ahora son jesuitas originarios de esos países.

Otra cuestión a destacar de la C.P es que ha habido una enorme sintonía en medio de esa diversidad. Y esto no hay que darlo por descontado, a veces pensamos que nuestro mundo es globalizado y todo igual, pero no es verdad, hay una variedad enorme, y en medio de esa variedad hemos encontrado una gran sintonía. Creo que en la Compañía, después de décadas de ir asumiendo cambios -porque el Concilio Vaticano II abrió muchos cambios y el mundo se ha transformado mucho y esos cambios no han sido fáciles y han conllevado muchas tensiones- en este momento hay una enorme gran sintonía, e incluso se podría decir que una unión interior, una unión de corazones. 

La C.P. ha sido una gran experiencia espiritual para todos nosotros. Hemos podido compartir mucho nuestros sentimientos de consolación, de dificultades ante la Misión, etc… una experiencia enormemente consoladora. 

Y termino con África. Ha habido 70 C.P. en la historia de la Compañía y sólo 4 se han hecho fuera de Roma. Dos con motivo de la reunificación italiana, porque en Roma era imposible, la última en Loyola y ésta en África. Se ha hecho en África porque es una preferencia apostólica de la Compañía. Ha sido una gran decisión, nos hemos encontrado muy acogidos por la Provincia de África del Este, y a todos nos ha dado un toque de atención sobre la importancia de África, tanto para el futuro de la Compañía como sobre la importancia de ese continente olvidado.

-¿Les ha sorprendido a los jesuitas?

Sí, es novedoso. Para el conjunto de los que estábamos allí es novedoso, la mayor parte no habíamos estado en África.

-Asistes ahora en Madrid al primer encuentro de la Red Ignaciana de Incidencia por el Derecho a la Educación. ¿Nos podrías explicar en qué consiste esta red? ¿Y también en qué consiste el GIAN?

-La cobertura de esta iniciativa está ofrecida por la última Congregación General (C.G.) que, de alguna forma, confirma una serie de intuiciones que bastantes jesuitas tienen en la Compañía y que se refieren a que: Hoy los retos apostólicos no son locales, son globales, la mayor parte de los retos apostólicos son globales, con manifestaciones y concreciones locales, pero fundamentalmente globales. Eso quiere decir que necesitamos colaborar entre provincias y conferencias para responder coherentemente, integralmente, a esos retos.

Además, son retos que necesitan cambios dentro de las estructuras en las que se maneja nuestro mundo. Y eso significa en concreto que nosotros vamos viendo, cada vez más, que mucho de lo que vivimos en nuestro trabajo de acompañamiento de población excluida es necesario que sea llevado a instancias de poder. Necesitamos ser puentes entre decisores públicos y aquellos que sufren, que son discriminados, que son excluidos. Eso está claramente reflejado en la C.G., de tal manera que habla de establecer puentes de Advocacy, es decir, de incidencia política, y que una manera de hacer esto es mediante redes internacionales.

Tomando apoyo sobre esto que señala la C.G., en el año 2008 comenzó esta iniciativa del GIAN (Global Ignatian Advocacy Network) que significa redes globales de advocacy o incidencia política ignaciana.

En 2008 se comenzó con estas redes y dentro del Apostolado Social, vistas nuestras fuerzas y los campos en los que trabajamos, se decidió que podíamos trabajar en cinco campos. Esos campos son: Migraciones, Ecología, Paz y Derechos Humanos, Derecho a la Educación (a una educación de calidad) y una última cosa que suena rara pero que es muy importante, la Gobernanza de recursos naturales y minerales.

Derecho a la Educación es uno de estos campos. La Compañía fundamentalmente se dedica a la educación y seguramente lo hace bien porque se apoya en el tesoro de nuestra espiritualidad ignaciana que es una fuente de inspiración para el trabajo educativo. La espiritualidad ignaciana construye personas y la educación aspira a construir personas, a colaborar en ese crecimiento personal. Ese es un campo prioritario para la Compañía. 

En segundo lugar, educamos a mucha gente, pero es una minoría muy grande dentro del conjunto de niños y niñas. En realidad, educamos a una pequeña parte, pero aspiramos a que todos reciban una educación de calidad. Porque eso es trabajar por las personas y por las futuras sociedades. Y tercero, esta red, en concreto, lo que pretende es tratar de influir sobre las políticas públicas de los países, a nivel nacional e internacional, de tal manera que ese derecho de todos a una educación de calidad pueda estar mejor garantizado.

-Este ha sido el primer encuentro, aunque lleváis trabajando un tiempo.

Hace un año se empezó a trabajar y es la primera vez que nos encontramos un grupo grande, somos 20 personas. Nos reunimos para ver qué cosas se pueden hacer.

-Después de un año y medio al frente del Secretariado de la Compañía para la Justicia Social y la Ecología, ¿cuáles son los principales trabajos de dicho secretariado? ¿Cuáles son los temas que está tratando de impulsar? ¿Cuáles son las prioridades de la Compañía en el Campo Social y en la Ecología?

– El Secretariado es un apoyo al P. General para que él pueda disponer de información de calidad a la hora de animar a la Compañía a trabajar en el campo social. En este momento, el perfil del secretariado está cambiando, hasta ahora se trataba de un sector apostólico pequeño dentro de la Compañía. Pero en este momento lo que quiere el P. General es que el Secretariado se encargue de la “dimensión”, porque es claro que la promoción de la Justicia es una tarea de todos los jesuitas y de todas las obras de la Compañía.

-¿Qué esa dimensión se impregne en todas las obras?

-Exactamente y que el Secretariado trate de hacer un seguimiento de eso. La tarea del secretariado, que está muy identificado con el Secretario -porque somos solo tres personas, Tina Negri, que lleva las tareas de secretaría y dos jesuitas, el P. Xavier Jeyaraj y yo- es animar, impulsar esta dimensión y el sector, colaborar en la coordinación.

-El nombre específico ha cambiado hace poco: ahora es Secretariado para la Justicia Social y la Ecología. ¿Cuáles son las prioridades de dicho secretariado?

-La diversidad de las situaciones sociales en los países es muy grande, por ello el apostolado social de cada lugar tienen unas prioridades diferentes. En general, podríamos decir que las prioridades que reflejan las redes son de algún modo, algunas de las prioridades más importantes de nuestra tarea. Es decir: Migraciones, Ecología, Paz y Derechos Humanos, Derecho a la Educación y Gobernanza de recursos naturales y minerales.

Las prioridades, pueden referirse a dos preguntas que son inquietantes, en este momento, para quien tiene una preocupación por la cuestión social: ¿Podemos vivir juntos en este mundo tan diverso, sin discriminación, reconociéndonos unos a otros, permitiéndonos en nuestros derechos, que los derechos de unos y otros estén reconocidos, podremos vivir juntos? y la segunda es, ¿los excluidos, tendrán en el futuro un lugar donde vivir con dignidad? Creo que son dos preguntas inquietantes. La segunda tiene mucho que ver con la pobreza, la exclusión, distintos modos de exclusión, la primera tiene que ver con la diversidad. Son un poco las dos preguntas de donde se pueden derivar, dependiendo de los lugares, distintas prioridades.

-Teniendo esa visión de Justicia Social a nivel global, pero viniendo de un país como España, desarrollado, ¿Cómo ves al Norte en cuanto a su sensibilidad? ¿Avanzamos, o la crisis nos va a hacer retroceder?

-No necesariamente, creo que la crisis es una oportunidad de renovación de valores porque lo que va a poner sobre el tapete es qué necesidades tenemos realmente. Estas sociedades no carecen de medios, España tiene tantos medios como hace una década, o más… El problema es cómo distribuimos nuestras capacidades y nuestros bienes. Creo que sobre eso tendremos que tener una palabra. Efectivamente una situación de crisis puede llevar a una creciente solidaridad, o a una creciente insolidaridad.

El mundo tan fragmentado en el que vivimos y que carece de un relato consistente nos puede llevar a desconocer cómo viven los otros y a despreocuparnos de ellos. Un relato coherente, una descripción integral, comprensiva, que abarque el mundo y esperanzada nos puede ayudar a trabajar y seguramente lo necesitamos. Pero… no es fácil conseguirlo.

-En el campo la Ecología, la reunión de Río+20 ha supuesto para una gran mayoría de asistentes una gran decepción. ¿Cuál es tu percepción o visión de esta cita mundial?

Primeramente hay que hablar de nuestro concepto de Ecología. Cuando nosotros hablamos de ecología, en realidad hablamos de más cosas que sólo de Ecología. Hablamos fundamentalmente de tres cosas:

1-De la necesidad del cuidado de la creación. De la naturaleza, del medio ambiente, que es lo que normalmente en la mayor parte de los ámbitos se llama Ecología.

-2- Pero hablamos de una segunda cosa muy importante que es que la mayor parte de las consecuencias negativas de los cambios climáticos y del medio ambiente las sufren los pobres. Aquí nos estamos jugando una cuestión de justicia muy grande. Desplazamiento forzado de personas, cambio de los patrones de crecimiento de las plantas y por tanto influencia sobre las cosechas… etc. Luego hay una cuestión de Justicia hoy, y una cuestión de Justicia mañana. Porque, ¿qué será de nuestros hijos? Es decir hay una cuestión de justicia intergeneracional.

-3- Hablamos de una tercera cosa: ¿Estamos dispuestos a cambiar? Se necesitan cambios personales, sociales, grupales. El tercer aspecto es: ¿y tú qué? Tenemos necesidad de involucrarnos en nuestras comunidades, obras, nosotros personalmente… los patrones de consumo que habitualmente tenemos en el primer mundo son inviables, y además son injustos. Por eso hay que hablar de las tres cosas.

Y en el fondo esto supone un cambio de vida, una espiritualidad, es una llamada a una nueva espiritualidad sensible a los otros, sensible a la creación, sensible a cómo vivimos.

En concreto, Río+20, como conferencia intergubernamental, internacional, oficial, ha sido un fracaso anunciado. La mayor parte de los países no quieren adquirir compromisos por los que haya que rendir cuentas. No quieren y no lo van a hacer.

Ahora bien, en el aspecto positivo, hay que decir que hay una creciente sensibilidad por parte de países y gobiernos. Saben que es un tema muy preocupante y la mayor parte de ellos están tomando algunas medidas, seguramente insuficientes, pero están tomando medidas. Y por otro lado, lo más importante que me gustaría destacar es que en Río+20 lo que también se ha visualizado –porque había otra cumbre, la Cumbre de los Pueblos- y ha quedado de manifiesto es que hay una creciente sensibilidad de la sociedad civil y una demanda cada vez mayor de cambios. Y seguramente el gran cambio al que debemos aspirar es un cambio cultural, de mentalidad, eso está sucediendo, no hay más que mirar a los niños, y a los jóvenes que cada vez tienen una mayor conciencia.

-Quizá eso es lo que llevará al cambio político.

-Claro. Y es que además es nuestro campo, nosotros en el campo político es muy poco lo que podemos hacer. Nuestro campo natural, el de la Iglesia en general y de la Compañía también, es el campo socio-cultural, de valores y de modos de vida.

-Para terminar, desde tu visión de Justicia Social, ¿cómo ves la labor de la Iglesia en este campo, que es inmensa y muchas veces no reconocida o no valorada?

-La Iglesia tiene una labor caritativa inmensa y está en lugares en donde no está nadie y sobre todo, defendiendo la dignidad de aquellos que son vistos como indignos, como no humanos, hay lugares increíbles en donde está. Me parece que eso es encomiable y además seguramente es el lugar donde la Iglesia se hace más creíble hoy, posiblemente sea el lenguaje más comprensible hoy sobre Dios. ¿Qué podemos decir de Dios? Esto. ¿Con qué palabras? Con obras.

Eso es una parte, pero por otra parte yo diría: sin embargo donde nos falta estar más presentes es en reclamar cambios y en hacerlos posibles.

-Quieres decir que es una labor callada…

-Es una labor caritativa, pero lo caritativo no basta porque este mundo está hecho a beneficio de algunos. Hoy lo vemos muy claro, se nos ha hecho evidente. Si no hay cambios estructurales los pobres no tienen presente ni tienen futuro: es que la mitad de la humanidad vive con menos de dos dolares al día, hay mil millones de personas que pasan hambre… Y eso no se ve ni a nadie le interesa. Vivimos en un mundo muy fragmentado y en el que los medios de comunicación reflejan solo una parte, que es como una realidad distorsionada.

Elena Rodríguez-Avial

Comunicación SJ, Provincia de Castilla

Entrevista tomada de: http://www.cpalsj.org/