Por Miguel Ángel Moreno, Fuente: www.vidanueva.es
No hubo actos multitudinarios, pero el Papa realizó dos alocuciones en su último día de pontificado cargadas de significado: una llamada a la unidad y a la responsabilidad, en un discurso a los cardenales, por la mañana; y una expresión de agradecimiento y compromiso con la Iglesia, en un saludos a los fieles que se acercaron a Castle Gandolfo a media tarde.
“Somos nostros los que tenemos que darle las gracias por el ejemplo que nos ha dado en estos ocho años de pontificado”, dijo Sodano, que concluyó su intervención con un saludo en la lengua nativa del Pontífice: “Vergelt´s Gott” (¡Que Dios se lo pague!).
En su discurso, el Papa describió a la Iglesia como una “realidad viva”, que vive “a lo largo del transcurso del tiempo, en devenir, como cualquier ser vivo, transformándose” aunque siempre “su corazón es Cristo”.
También llamó a la unidad y pidió que el Colegio Cardenalicio sea “como una orquesta” para crear “una armonía superior y concorde” especialmente de cara al cónclave.
Posteriormente, los 144 cardenales presentes y varios miembros de la Curia se acercaron a saludar personalmente al Papa, que permaneció más de una ora de pie recibiendo los saludos e intercambiando impresiones con los purpurados.
Traslado áereo a Castel Gandolfo
Tras el almuerzo, el Patio de San Dámaso se llenó de gente. Entre los prelados, el cardenal Agostini Vallini, vicario del santo padre para la diócesis de Roma, y Angelo Comastri, vicario para el Vaticano; junto a un piquete de gala de la Guardia Suiza alrededor del automóvil negro que debía transportar a Benedicto XVI hasta el helipuerto Vaticano.
No fue hasta las 16:50 horas cuando las señales de televisión nos ofrecieron al Papa avanzando por los pasillos apoyado en un bastón para llegar a esta zona, acompañado de su secretario, George Ganswein.
El saludo con el secretario de Estado y camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone, y el gesto con los brazos extendidos hacia el resto de los presentes, fueron la última expresión del Pontífice en sus funciones dentro de los territorios vaticanos, tras lo cual se introdujo en el coche, que recorrió en pocos minutos la distancia hasta el helipuerto.
Campanas al aire para despedir al Papa
Recorría la comitiva de automóviles el trayecto hacia el helipuerto, y las campanas de Roma y el Vaticano tañían para despedir al último ocupante de la sede petrina. Pasadas las 17:00 horas de la tarde, el grupo llegaba al helipuerto y Benedicto XVI subió al helicóptero de la Aeronáutica Italiana, no sin antes despedirse del cardenal Sodano.
El sonido de las campanas y el rotor del helicóptero enmarcaban las imágenes aéreas de toda Roma que podían verse en las señales de televisión, dado que el piloto dio un pequeño rodeo por la Ciudad Eterna.
Mientras tanto, los internautas podían leer el último mensaje de la cuenta papal en twitter, @Pontifex: “Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”. Poco después, cuando dieron las 20:00 horas, la cuenta queda desactivada y con el nombre de “Sede Vacante” en su lugar, como estará hasta que decida su uso el nuevo Papa.
El “peregrino” llega a Castel Gandolfo
Las 17:24 horas marcaban en Roma cuando el helicóptero se posó en el helipuerto de la residencia de los pontífices. Un nuevo recorrido en coche por la villa aledaña al lago Albano, y Benedicto XVI era recibido por el cardenal Giuseppe Bertello y el arzobispo Giuseppe Sciacca, respectivamente, presidente y secretario general de Gobernación del Vaticano, además por el director de las Villas Pontificias, Saverio Petrillo, el obispo de la diócesis de Albano, Marcello Semeraro, y autoridades civiles, como la alcaldesa Milvia Monachesi.
Visiblemente emocionado, el Papa salió al balcón del Palacio Apostólico y se dirigió muy brevemente a los congregados frente a la residencia pontificia, en cuyos alrededores había mensajes colocados en las paredes como “grazie Benedetto, siamo tutti con te” (“Gracias Benedicto, estamos todos contigo”).
“Sabéis que para mí este día es distinto de los demás: no soy Pontífice Supremo de la Iglesia Católica; es decir , lo seré hasta las ocho de esta tarde, después ya no. Soy, simplemente, un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra”, dijo el todavía Papa desde el balcón de la residencia, para después impartir su bendición y decir “gracias y buenas noches” a los presentes.
Silencio en las horas finales del pontificado
Tres horas después, a las 20:00 horas Benedicto XVI dejaba de ser oficialmente Pontífice Romano para ser Papa emérito, y la sede petrina quedaba vacante. El único signo externo era el cambio de custodia en Castel Gandolfo: La Guardia Suiza daba paso a la Gendarmería Vaticana.
En el vaticano, los apartamentos papales eran sellados y Tarcisio Bertone, como Camarlengo, pasaba a ser la cabeza del Colegio Cardenalicio: comenzaba la sede vacante.