Arturo Sosa: “A menudo nadie me cree, pero no tengo una línea más corta con el Papa que otros superiores religiosos”
“Ignacio no se dejó batir por los contratiempos y emprendió nuevos caminos. Su vida nos puede enseñar sobre todo dos cosas: la primera es la gran capacidad de cambiarse a sí mismo y a su vida, incluso de forma inesperada”
“La contribución a la sinodalidad de nosotros, los jesuitas, que nos dedicamos especialmente a la teología, la educación y la pastoral, es el compromiso de aplicar el Concilio Vaticano II. Estamos llamados a hacer todo lo necesario ahora para hacer avanzar la sinodalidad en la Iglesia”
“Ante el tema de los abusos hemos respondido con mucha fuerza al problema y hoy estamos plenamente comprometidos con el bienestar de los niños y jóvenes en nuestras escuelas y parroquias”
“El Papa Francisco está muy cerca de todas las órdenes religiosas y comunidades espirituales”
“La vida de Ignacio nos puede enseñar sobre todo dos cosas: la primera es la gran capacidad de cambiarse a sí mismo y a su vida, incluso de forma inesperada. San Ignacio no se aferró frenéticamente a su plan de una vida exitosa, sino que se dejó guiar por acontecimientos imprevisibles, como ser herido en la batalla de Pamplona o el fracaso de su tan anhelado plan de vivir en Tierra Santa. No se dejó abatir por los contratiempos y emprendió nuevos caminos. Al hacerlo, confió en el Espíritu Santo y finalmente fundó los jesuitas. Ignacio se atrevió a dejarse cambiar confiando en Dios”.
Así reflexiona sobre San Ignacio de Loyola el sacerdote venezolano Arturo Sosa Abascal, Superior General Jesuita, en una entrevista concedida a Katholisch.de. Celebrada en el marco de la celebración del 500 aniversario de la conversión de San Ignacio de Loyola, la extensa conversación entre Sosa y el portal alemán no ha obviado otros aspectos candentes que afectan a la Iglesia católica, y en particular, a la Compañía.
Uno de estos temas es la sinodalidad. “La sinodalidad no es un invento del Papa Francisco, sino que está fundada en el Vaticano II. Los Padres del Concilio escribieron la sinodalidad en el ADN de la Iglesia. La Constitución ‘Lumen Gentium’ lo define como un pueblo de Dios errante guiado por el Espíritu Santo. La gente y la comunidad están en el centro. Sólo a partir de ahí se describen las funciones de los obispos, sacerdotes y religiosos en la Iglesia. Tenemos que redescubrirlo hoy y hacer que esta estructura de servicio y comunidad sea cada vez más real en la Iglesia”, argumenta Sosa. “La contribución de nosotros, los jesuitas, que nos dedicamos especialmente a la teología, la educación y la pastoral, es el compromiso de aplicar el Concilio Vaticano II. Estamos llamados a hacer todo lo necesario ahora para hacer avanzar la sinodalidad en la Iglesia”, sostiene Sosa.
Los abusos. Otro tema que afecta de lleno a la Iglesia universal y a la Compañía. “Los abusos están desgraciadamente presente en nosotros, los jesuitas, pero también en otros organismos e instituciones. En mi opinión, hemos respondido con mucha fuerza al problema y hoy estamos plenamente comprometidos con el bienestar de los niños y jóvenes en nuestras escuelas y parroquias”, asegura el Superior General.
“En primer lugar, reconocimos lo que había sucedido e iniciamos procesos detallados de asimilación en muchos países, como Alemania, Irlanda, Canadá, Estados Unidos y Chile. Para nosotros era importante hacerlo todo con la mayor transparencia posible. Hemos pedido perdón y también hemos hecho las paces. Ahora la atención se centra en la prevención, por eso estamos trabajando para crear un ‘entorno seguro’ para todos los menores en nuestras instalaciones, una ‘cultura del bienestar infantil’. Por desgracia, esto no siempre es fácil, porque las diferencias culturales de cada país son muy grandes”, asegura.
Preguntado por la relación entre la Orden con Bergoglio, Sosa aclara que el papa Francisco “es el jefe de la Iglesia y no un jesuita”, si bien recuerda que el pontífice “ha pasado muchos años de su vida en la Orden, y por supuesto eso le ha influido, positivamente”. Si bien la relación de los jesuitas con Francisco no es diferente a la de cualquier otro Papa y la Compañía siempre se somete al Papa, sea quien sea, Sosa admite que hay “otro nivel de relación” con el Papa. “Nos conocemos personalmente, hablamos el mismo idioma y tenemos una espiritualidad similar. Pero el Papa es el Papa. Hay un enorme respeto por él y por su cargo por parte de los jesuitas, pero también respeto por parte del Papa por el trabajo de nuestra Orden —pero no sólo por los jesuitas, también hacia otras Órdenes. El Papa Francisco está muy cerca de todas las órdenes religiosas y comunidades espirituales.
“A menudo nadie me cree, pero no tengo una línea más corta con el Papa que otros superiores religiosos. Si quiero hablar con Francisco, tengo que solicitarlo a través de su secretaria, como todo el mundo”, termina confesando Sosa.
Fuente: Religión Digital