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Francisco Javier, fue el primer misionero jesuita y el prototipo que sirvió de inspiración para que muchos entraran en la Compañía de Jesús y evangelizarán naciones lejanas. 

  1. Pasión misionera

En sus 10 años como misionero, recorrió más de 72,000 kilómetros, visitando lugares como Goa (1542), Malaca (1545) y Japón (1549), lo que lo convierte en uno de los misioneros más prolíficos de su tiempo.

  1. Profunda fe y confianza en Dios

Al llegar a Japón, enfrentó la barrera del idioma y la resistencia cultural, pero confió en que Dios lo guiaría. En menos de dos años, logró establecer una comunidad cristiana con más de 1,000 conversos.

  1. Cercanía con las personas

En Goa, se dedicó a enseñar a los niños a rezar, visitaba enfermos y convivía con los marginados, como los esclavos y los pobres, para mostrar el amor de Cristo con hechos concretos.

  1. Espíritu de sacrificio

Durante su viaje a las Islas Molucas (1546), soportó hambre, enfermedades y largas travesías en barco, permaneciendo en lugares remotos por meses para acompañar a pequeñas comunidades cristianas.

  1. Audacia y valentía

Fue el primer misionero jesuita en Japón, un país hostil al cristianismo en ese momento. Se esforzó por comunicarse en las lenguas nativas para poder predicar el Evangelio ante líderes samuráis y daimios.

  1. Humildad en el servicio

Cuando le ofrecieron alojamiento cómodo en Goa, Francisco prefirió vivir entre los más pobres para mantener su espíritu de sencillez y cercanía.

  1. Trabajo incansable

Se dice que bautizó personalmente a más de 30,000 personas a lo largo de su misión, viajando constantemente y predicando en condiciones adversas.

  1. Adaptabilidad cultural

En Japón, adoptó las vestimentas locales y respetó sus costumbres, lo que le ganó el respeto de las autoridades y facilitó la aceptación del cristianismo.

  1. Amor por la Compañía de Jesús

A pesar de estar lejos de sus compañeros jesuitas, mantenía constante comunicación por cartas, que mostraban su amor por la misión compartida y la obediencia al Superior General.

  1. Ejemplo de universalidad cristiana

Su deseo de evangelizar China, un territorio desconocido para los europeos, demuestra su visión de un Evangelio sin fronteras. Aunque murió en la isla de Sanchón (1552), su misión inspiró futuras expediciones jesuitas al país.