Skip to main content

PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

COMUNICADO

 

Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mateo 5, 10)

Esa bienaventuranza llega a nuestra mente y se convierte en plegaria cuando reflexionamos sobre lo que está sucediendo en la actualidad a 12 personas –con orden de captura varias más- que defienden el medio ambiente en la región del Bajo Aguán, Honduras. Son personas “criminalizadas” y en proceso de juicio por realizar esa defensa.

La Diócesis de Trujillo ha emitido un clarificador comunicado sobre el origen del conflicto en la región y el manejo arbitrario, injusto y parcial del mismo, a favor de la empresa Inversión Los Pinares, por parte de las autoridades gubernamentales, jurídicas y políticas, del país. La Compañía de Jesús, a quien desde hace más de 40 años le fue encomendada por la Diócesis la atención pastoral de la parroquia San Isidro Labrador, en Tocoa, respalda plenamente el comunicado de dicha Diócesis.

Hacemos un llamado a las autoridades competentes a reconocer con honradez ética y a rectificar con responsabilidad política que la causa del conflicto radica en la oscura e ilegítima (pretendidamente legal) concesión de explotación minera en un área que forma parte, territorial y medio ambientalmente, del Parque Nacional “Montañas de Botaderos”, perjudicando de manera irreversible con ello su ecosistema, y violentando de forma grave el derecho al agua de las comunidades colindantes. Son centenares de familias y personas a las que se les está negando ese derecho humano y constitucional.

Asimismo, exigimos que se deje de “criminalizar”, atribuyéndoles inauditos y no demostrados delitos, a los defensores pacíficos y organizados de los derechos ambientales y humanos. Es lamentable que intereses económicos particulares, nacionales y/o extranjeros, se antepongan al bien común ambiental del país, al verdadero desarrollo integral de las comunidades, y al bienestar social de las familias. Y es preocupante e incorrecto que a los defensores del agua y de la vida se les caracterice y trate como “delincuentes”.

Se está haciendo todo lo contrario de lo exhortado por el Papa Francisco y que la Diócesis ha hecho suyo: “Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida (…); merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo” (LS 207 y 13). A estos defensores y a sus familiares, les ofrecemos nuestra oración y les explicitamos nuestra solidaridad.

  PROVINCIAL

 

Siguiente Post