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Entre 1986 y 2024, la Compañía de Jesús en Centroamérica estuvo a cargo de la parroquia San Bartolomé, en Arcatao, El Salvador. Hoy hacemos un repaso por el trabajo de construcción del Reino de Dios en comunidad a través de estos años de servicio.

 

La Compañía de Jesús en Centroamérica recibió la parroquia San Bartolomé en 1986, cuando el país centroamericano todavía estaba inmerso en una guerra civil que duró 12 años y que dejó más de 70 mil personas fallecidas. Esta se encuentra en Arcatao, al norte de El Salvador, un municipio conocido en la historia reciente del país por su tradición de luchas sociales, sobre todo en el contexto del conflicto armado salvadoreño.

De acuerdo con la síntesis de la reseña histórica de la parroquia, la Compañía la recibió luego de seis años de «desatino», como el documento llama al período entre 1980 y 1986. Durante este tiempo, siempre a raíz de la violencia de la guerra, los pobladores de Arcatao huían y regresaban a El Salvador, por lo que la parroquia no contaba con una organización bien definida: «sin párroco alguno en el lugar», dice la síntesis histórica.

A partir de 1986, la parroquia, guiada por la Compañía, comenzó con el período de repoblado y de reconstrucción. Entre 1986 y 1991, todavía inmersos en el conflicto armado, las familias de Arcatao comenzaron a regresar al poblado. En ese entonces, los jesuitas P. Miguel Ángel Vásquez y P. Nicolás Alvarenga, con apoyo de las religiosas de la Asunción y el arzobispo Arturo Rivera Damas, dieron inicio al acompañamiento pastoral que apostó, desde el inicio, por la defensa de los derechos humanos desde el acompañamiento, la esperanza y el consuelo para un pueblo herido pero que seguía firme en la búsqueda del Reino de Dios.

Con la llegada de P. Manolo Maqueira previo a la firma de los Acuerdos de Paz, que en 1992 marcaron el fin de 12 años de conflicto, la parroquia se enfocó en acompañar el trabajo de reconstrucción y reinserción de excombatientes a la vida civil. Durante este período, el Centro de Capacitación y Formación «Mártires del Sumpul» empezó su funcionamiento con la capacitación de albañiles, electricistas, carpinteros y agentes de pastoral. Trabajaron, también, en la construcción de 334 viviendas, la atención a menores huérfanos y en la formación de jóvenes en sastrería y carpintería, además del acompañamiento a mujeres de la zona con el apoyo, en 1994, de la hermana Katy Arata de la congregación de Notre Dame.

Entre 1996 y 2024, la parroquia trabajó en la etapa de seguimiento: entre 1996 y 1998, p. Juan José Colato, S.J., dio continuidad a los proyectos de capacitación, apoyo a educadores populares y la promoción de la fe y justicia en comunidad. De 1998 a 2005, P. Donald Bahlinger, S.J., conformó el equipo apostólico con religiosas, escolares jesuitas y voluntarios. Continuó con el acompañamiento a menores huérfanos, la ejecución del proyecto de agua Nueva Trinidad, la escuela y el sistema de agua El Sitio, reconstrucción de la fachada del templo y el trabajo siempre en pro de la libertad de expresión, el empoderamiento de sus pobladores a través de iniciativas como los bancos de hombres y mujeres y la solidaridad comunal.

De 2005 a 2021, P. Miguel Ángel Vásquez, S.J., dio seguimiento al trabajo pastoral que incluía, también, a familiares de personas migrantes. Apoyó los proyectos del Centro de Formación, Desarrollo Humano Popular, Fondo de Vivienda Solidaria y Fondo de Emergencias. Durante este período también desarrollaron proyectos de sistemas de abasto de agua potable, granjas, peceras, cooperativas comunitarias y la promoción de medios de vida sostenible. La parroquia recibió a las Hermanas Pequeñas Discípulas de Jesús en 2015, a las Hermanas de la Providencia en 2016 y las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en 2018.

P. Juan José Colato, S.J., regresó por segunda vez a la parroquia entre 2021 y 2023. En este tiempo, continuó el seguimiento a las áreas pastorales y los proyectos del Centro de Formación, Desarrollo Humano Popular, Fondo de Vivienda y Casa Hogar. Además de promover la escucha asertiva, la unidad y la fe en comunidad. Y entre 2023 y 2024, P. Antonio Ocaña, S.J., continuó con este acompañamiento a los proyectos y a la construcción en comunidad del Reino de Dios. La comunidad de la parroquia recuerda, en el documento de síntesis, las homilías de p. Antonio Ocaña, que inspiraban sobre el modo de ser, estar y actuar de Dios entre nosotros, además de su esmero y responsabilidad en las actividades parroquiales.

Luego de 38 años de entrega por amor a Dios y a los demás, de pensar en el bien común, de servicio inspirado por el deseo de acercar a Dios a través de la promoción de la justicia y la paz, la Compañía de Jesús en Centroamérica entregó la parroquia San Bartolomé con la esperanza de seguir trabajando desde la misericordia y fraternidad.

*Imagen de cabecera cortesía de Sisters of Providence, Mother Joseph