En las siguientes líneas compartimos un texto escrito por el P. Hugo Gudiel, S.J.* producto de las reflexiones realizadas en el marco de la Reunión de la Comisión Teológica de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL).
0. Introducción
En la semana del 17 al 21 de agosto del año 2015, trece miembros e invitados de la Comisión Teológica de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL), realizaron su reunión anual en Paraguay. Entre los invitados extraordinarios de la provincia paraguaya destacamos la valiosa participación de J.L. Caravias, durante toda la semana, y la de Bartomeu Meliá el jueves por la mañana. El encuentro se realizó en el Centro de Espiritualidad Santos Mártires, ubicado en la ciudad de Limpio a unos 22 kilómetros de la capital del país.
Desde el año 2014 la Comisión Teológica viene trabajando en las ponencias y el debate teológico, el tema sobre El discernimiento del paso de Dios hoy en América Latina. Pero para el 2015 lo precisamos un poco más por El discernimiento del paso de Dios en la historia de cada una de nuestras realidades nacionales. De ahí la necesidad de preguntarse: ¿cómo discernir hoy el paso de Dios en América Latina, concretamente desde cada una de las realidades nacionales donde vivimos? ¿Cuáles son las trabas que encontramos de ese paso de Dios en cada una de las realidades en que vivimos?
Las ponencias principales giraron en torno al discernimiento del paso de Dios por la realidad venezolana, y sobre la reconciliación y la misericordia en la situación colombiana. Las comunicaciones, en cambio, centraron su interés en diversas temáticas, comenzando por la cuestión del lugar teológico, siguiendo por lo clásico religioso, los frutos de una alianza con aquellos que no cuentan, el Cristo crucificado y el pueblo crucificado y terminamos con el mundo Latino en Estados Unidos y la espiritualidad popular.
A continuación destaco lo central de las ponencias más significativas que marcaron el tono y el ritmo de la reunión.
1. Discernimiento de la situación de Venezuela: Pedro Trigo
El teólogo Pedro Trigo fue el primero en presentar su trabajo sobre el “Discernimiento histórico de la situación actual de Venezuela”.
Esta ponencia se divide en tres partes íntimamente relacionadas. Ante todo se plantea la pregunta: cómo vivimos la situación en Venezuela hoy, continua con el discernimiento cristiano de nuestra situación hoy, y finalmente responde a la cuestión ¿por dónde pasa Dios en Venezuela hoy? Comencemos con la primera cuestión.
1.1. Cómo vivimos la situación en Venezuela hoy
Esta primera parte de la ponencia, la más extensa, pretende ser una fenomenología que describe cómo viven hoy esa situación los venezolanos. El sentido de comenzar por ahí radica en considerar que el sistema es fundamentalmente una creación humana con su propia lógica. Se comienza poniendo de relieve cómo les afecta y, sobre todo, qué uso hacen de su libertad los venezolanos en esas condiciones (cfr. DHV 1)[1].
1.1.1. Anormalidad y cotidianidad
En primer lugar, Pedro Trigo constata, entre otras cosas, que la situación vivida por la mayoría de la población venezolana (al menos un setenta por ciento), está crecientemente elementarizada porque cada día escasean más los elementos para vivir: alimentos, medicinas, seguridad, trabajo, libertad, etc. (cfr. DHV 2).
Esta situación anormal por la crisis económica, por la discrecionalidad y opacidad del Estado, por la falta de cohesión social y por la impunidad reinante, empuja a muchos venezolanos vivir en trance. Viven así los que están en el gobierno, los que viven adversándolo y los que no pertenecen a ningún bando. Sin embargo, también hay personas que viven y conservan la cotidianidad. Es decir, hay venezolanos que en un “tono vital remansado” superan trabajosamente, las dificultades de la anormalidad, analizan constantemente la complejidad de la realidad y conservan su autonomía, la razonabilidad y su dignidad de personas. Ellos han optado por “vivir la guerra en paz”. Quieren ser consecuentes con la misma realidad. Vivir en trance no es el camino para ellos, quieren recuperar la cotidianidad perdida para dar lugar a la razonabilidad y a la libertad liberada (cfr. DHV 2-4).
1.1.2. Vivir aprovechándose de la situación
Ahora bien, en segundo lugar, una parte considerable de la población venezolana vive hoy esa misma realidad aprovechándosela. Esto ha sido posible no por lo que proponía el socialismo clásico sino gracias al “socialismo rentista”. En Venezuela la “renta petrolera daba, casi, para satisfacer las necesidades de todos. Lo fundamental era la redistribución de la renta y de eso se encargaba el Estado, que la recibía directamente” (DHV 4).
Esta dinámica llevó al despilfarro y a la no fiscalización del dinero que el Estado distribuía a distintos sectores. Aunque lo que en definitiva buscaba, era “afianzar la lealtad de los beneficiarios”. Este grupo vive sin trabajar o trabajando no productivamente, se ha acostumbrado a “vivirle al gobierno”, a depender de él, “con el ejercicio de la seudopolítica que lleva aparejado” (DHV 4).
También los importadores, los altos funcionarios de gobierno, los empresarios del régimen, los banqueros, los dueños de hoteles o restaurantes de lujo se aprovechan de esta situación. Esta minoría de la sociedad desconoce la crisis y los personeros de gobierno llevan una doble vida. El caso más grave se manifiesta en los administradores de la justicia, en los diputados que no estudian y solo obedecen las directrices del gobierno. El problema antropológico de fondo es que estos son “hombres de papel” (DHV 5).
Cosa similar sucede con muchos agentes del orden y la justicia, íntimamente relacionados con la extorsión y la delincuencia. Otro cuantioso grupo, sobre todo jóvenes y adolescentes, se dedica a la extorsión y al asalto. También hay comerciantes que decidieron aprovecharse de la situación vendiendo o revendiendo mucho más caro los productos (cfr. DHV 6).
1.1.3. Los que apoyan el proceso
Ante todo, están muchos luchadores de izquierda que apoyan el proceso de un modo desengañado, pero que no tienen otro proceso como opción. Por eso no confiesan el fracaso del sistema en sus distintas dimensiones. Estando así las cosas, “apoyar al proceso es apoyar su ilusión, aunque se tenga conciencia, más o menos clara y distinta, de que no es más que una ilusión” (DHV 6).
En este mismo sentido, no poca gente popular, que había sido encantada por Chávez y se le había adherido, se dio cuenta de su populismo y que no había un cambio cualitativo en el país. Sin embargo, estas personas no quieren declararse desengañadas y por eso siguen en el proceso. Pero además estos siguen así porque no ven otra alternativa y esto lo ven razonable. De ahí que esta gente popular no piensa en volver atrás (cfr. DHV 6-7).
Hay también personas de todas las clases sociales que apoyan al gobierno porque les parece mejor o menos malo a lo que hubo en los últimos treinta años anteriores. Estos no se aprovechan del gobierno y lo defienden por convicción. Entre ellos no pocos son cristianos, y además hay gente popular que da lo mejor de sí por esa causa. Aquí también hay que reconocer que no todo en el gobierno es malo y que hay funcionarios honestos que dan lo mejor de sí y que no son corruptos. “Y por eso pueden vivir orgullosos de su desempeño y caminar con la cabeza bien alta” (DHV 7).
Hay además personas en el medio popular que apoyan al gobierno, pero también universitarios, porque el gobierno los apoya a ellos. Estos son luchadores populares que antes lo hacían todo contracorriente, pero cuando llegó Chávez al poder les apoyó. A juicio de Trigo, este apoyo “tiene sentido” (DHV 8).
1.1.4. Eludir la situación y vivir como opositor
Por otro lado, están, en primer lugar, aquellos venezolanos que viven eludiendo la situación. Viven, efectivamente, “como si no vivieran en este país”, llevan una existencia con un cierto orden y satisfacción. Pero en realidad no es una vida con calidad humana. Son personas que “han eludido la responsabilidad con la historia y con el hermano, y lo que queda será siempre una existencia irresponsable”. Podrán sentir satisfacción pero nunca verdadera alegría, que implica un salir de sí (DHV 8).
En segundo lugar, están los que viven como opositores. Esto se refiere concretamente a aquellos venezolanos que se la pasan adjetivando o “echando pestes del gobierno y echando la culpa de todo lo que pasa en el país” (DHV 8). Son personas que se dedican a “desdecir todo lo que el gobierno dice y a deshacer, al menos verbalmente, todo lo que el gobierno hace”. Son la contracara, el negativo del gobierno, terminan definiéndose como “anti”, como “contras”. Son personas enfermas que hay ayudar a sanar (DHV 9).
En tercer lugar, están los políticos de oposición. Estos no tienen ninguna legitimidad porque no son capaces de ofrecer nada concreto a los ciudadanos. Otros políticos están aferrados al pasado preparando su turno en vez de crear una alternativa. Ellos no han aceptado ni aprendido nada positivo de la era Chávez, por eso el pueblo nunca los va a votar. Otro grupo de la oposición pretende que Venezuela entre en el concierto de las naciones desarrolladas y por eso buscan apoyo fuera del país, sobre todo en los políticos conservadores. Son personas que no han percibido la situación crítica mundial que produce excluidos, desigualdad y crisis ecológica (DHV 9).
A esto hay que sumar que, frente a la seudodemocracia venezolana, las llamadas democracias occidentales en realidad no son tales porque quienes en definitiva gobiernan son los grandes financistas y las corporaciones globalizadas. Por eso “no ganamos mucho transitando del chavismo a las democracias neoliberales”. Sea como fuere “entre los políticos de oposición también hay una diferencia abisman en cuanto a los métodos” (DHV 10).
[1] A partir de este momento pondré las notas del artículo de Pedro Trigo, “Discernimiento histórico de la situación actual de Venezuela”, pp. 1-33, con la sigla DHV en el interior del texto y el número de la página/s correspondiente.
* P. Hugo Gudiel, S.J. es Catedrático de Teología en la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" UCA (El Salvador) y Miembro de la Comisión Teológica de la CPAL.
Para leer el texto completo: Discernimiento del paso de Dios por Venezuela y Reconciliación en Colombia