26 años
Este 16 de noviembre se cumplieron 26 años del asesinato de los jesuitas y sus dos colaboradoras. Mucha tinta ha corrido al respecto, y muchos sentimientos se han ido apaciguando. El crimen, que en su momento lo sentíamos como una terrible, violenta y absurda aberración, ha ido evolucionando hacia la celebración de los valores y sentimientos nobles que había en los corazones de aquellos seguidores del Señor Jesús. Novelas, poesías, documentales de televisión siguen recordando el heroísmo de estos constructores de paz.
El Caso Jesuitas expresa, en El Salvador, la enorme brecha entre los deseos ciudadanos de tener y disfrutar un verdadero Estado de derecho y el real funcionamiento de las instituciones estatales. No es este el único caso, sino parte de una historia que se viene repitiendo desde hace demasiados años. Tomar conciencia del pasado, reflexionar críticamente sobre el mismo, reconocer fallos en algo tan delicado y sensible como el fiel cumplimiento y respeto de los derechos humanos es una asignatura pendiente en nuestras instituciones. Analizar el pasado y admitir hoy los errores es la mejor manera de aprender a no repetirlos. La mancha terrible de la sangre no se borra hasta que se reconoce el crimen y se pide perdón.
Extracto de un editorial del P. José María Tojeira, S.J.
http://www.uca.edu.sv/noticias/opinion-3949