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Hoy, 16 de octubre, recordamos con cariño a Dean Brackley, un jesuita norteamericano que llegó a El Salvador en 1990, respondiendo al llamado de la Compañía de Jesús para apoyar la misión de la UCA tras el asesinato de seis jesuitas, junto a Elba y Celina, en 1989.

Dean era una persona profundamente sensible y comprometida. Antes de su llegada a El Salvador, había trabajado con comunidades marginadas del Bronx, en Nueva York. Sin embargo, su experiencia en El Salvador lo conmovió tan profundamente que decidió nacionalizarse salvadoreño e integrarse a la Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús.

Acompañó a comunidades rurales y urbanas, como Jayaque y Las Palmas, donde conoció de cerca las necesidades y esperanzas de las familias más humildes. También fue párroco de la capilla universitaria y profesor de teología, apoyando a los jóvenes no solo de manera personal, sino también a través del programa de becas que fundó, y que permitió a muchos jóvenes de origen humilde acceder a la universidad.

 

El 16 de octubre de 2011, el padre Dean Brackley falleció a causa de un cáncer. Durante 21 años se entregó incansablemente a la causa de los más pobres. A más de una década de su partida, su testimonio de entrega incondicional sigue inspirando gratitud y compromiso con las poblaciones más desfavorecidas, especialmente con los jóvenes.

Para conocer dar a conocer más sobre su vida, Audiovisuales UCA lanzó en 2013 un video: