Evangelio del día, Juan 5, 17-30
“Si yo hago de testigo en mi favor, mi testimonio no tendrá valor. Pero Otro está dando testimonio de Mí, y Yo sé que es verdadero cuando da testimonio de Mí. Ustedes mandaron interrogar a Juan, y él dio testimonio de la Verdad. Yo les recuerdo esto para bien de ustedes, para que se salven, porque personalmente Yo no me hago recomendar por la gente.
Juan era una antorcha que ardía e iluminaba, y ustedes por un tiempo se sintieron a gusto con su luz. Pero Yo tengo un testimonio que vale más que el de Juan: son las obras que el Padre me encomendó realizar; las obras que Yo hago hablan por Mí y muestran que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de Mí.
Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro; y tampoco tienen su Palabra, pues no creen al que Él ha enviado. Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la vida eterna, y justamente ellas dan testimonio de Mí. Sin embargo, ustedes no quieren venir a Mí para tener vida.
Yo no busco la alabanza de la gente. Sé sin embargo que el amor de Dios no está en ustedes, porque he venido en Nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben. Si algún otro viene en su propio nombre, a ese sí lo acogerán. Mientras hacen caso de las alabanzas que se dan unos a otros y no buscan la gloria que viene del Único Dios, ¿cómo podrán creer? No piensen que seré Yo quien los acuse ante el Padre. Es Moisés quien los acusa, aquel mismo en quien ustedes confían. Si creyeran a Moisés, me creerían también a Mí, porque él escribió de Mí. Pero si ustedes no creen lo que escribió Moisés, ¿cómo van a creer lo que les digo Yo?”
Palabra del Señor.
Compartimos una reflexión a cargo del P. Carlos Manuel Álvarez Morales, S.J.
Ustedes no quieren venir a mí para tener vida
i no vamos al encuentro con Jesús con un corazón abierto y dispuesto, para ser transformados por su amor, jamás llegaremos a tener la vida plena que Él nos ofrece. Solo en el Señor podremos encontrar la plenitud en nuestra vida, pues de Él nos viene todo cuanto necesitamos para ser felices en nuestro diario vivir. Si cerramos nuestro corazón para no ir al encuentro del Señor, sufriremos las consecuencias pues nuestra vida se volverá obscuridad y tinieblas.
Si mi decisión es ir a Jesús en todo momento, es porque estoy deseando vivir una vida en plenitud, pues solamente en Él encontraré todo cuanto estoy buscando para vivir plenamente feliz. Pero si decido no ir al encuentro del Señor, tomando caminos y opciones diferentes al Proyecto del Reino que Jesús me presenta, no tendré viva en plenitud, pues, aunque aparentemente esté feliz con todo cuanto el mundo me presenta como realización personal, mi corazón siempre estará vacío.
¿Cuáles han sido los caminos que he elegido para tener vida en Cristo?, ¿qué es aquello que me ha apartado de los caminos de Jesús y me han quitado vida?