Impulsados por el Vaticano II, Medellin y la Congregación General XXXI, los jesuitas renovaron sus opciones apostólicas. Se actualizaron los programas de los colegios tradicionales y se abren nuevos colegios en zonas populares, lo mismo que parroquias en áreas rurales y suburbios. Se fundaron centros sociales y las tres universidades incidían con fuerza en la vida social y política de la región.