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“Estoy agradecido con cada uno de ustedes por el trabajo que hacen con pasión al servicio de la Curia Romana y la Ciudad del Vaticano”, son las palabras que el Papa Francisco ha dirigido este 21 de diciembre a los empleados del Vaticano, reunidos en el Aula Pablo VI.

Ciudad del vaticano

El Papa Francisco encontró a los empleados vaticanos y a sus familias este 21 de diciembre en el aula Pablo VI y les agradeció su trabajo, así como les animó a dar lo mejor: “Cada uno de ustedes está llamado a dar lo mejor de sí mismo para hacer efectivo el trabajo de la Santa Sede al servicio de la evangelización y la promoción humana”.

Francisco evidenció la difícil situación económica por la que atraviesa el mundo y en particular las familias e instituciones. Insistió en que “Se trata de satisfacer las necesidades legítimas de ustedes, empleados y las de la Santa Sede”.

Jesús ha nacido para nosotros

“La Navidad es una fiesta de alegría ‘porque Jesús ha nacido en nosotros’ (Is 9,5)”, afirmó el Papa, y por eso, debemos seguir el ejemplo que nos dan los pastores: “Imitando a los pastores, estamos llamados a asumir tres actitudes: redescubrir, contemplar, anunciar. Que cada uno vea en su propia vida cómo puede redescubrir, cómo puede contemplar y cómo puede proclamar”

Redescubrir

El Papa afirma que estamos llamados a “redescubrir el nacimiento del Hijo de Dios como el mayor acontecimiento de la historia” y añade: “Han pasado 20 siglos y Jesús está más vivo que nunca. Y los que se alejan de Él, con su comportamiento, dan más testimonio de Jesús: sin Él el hombre cae en el mal: en el pecado, el vicio, el egoísmo, la violencia, el odio. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros: este es el acontecimiento que debemos redescubrir”.

Contemplar

Francisco encuentra en los pastores y en María la actitud de la contemplación: “Y aquí el ejemplo más bello nos lo da la madre de Jesús, María: lo guardaba en su corazón, meditaba…” A continuación, citando a San Pablo dice: “Cuando se nos apareció la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor por los hombres, nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia, con agua que se regenera y renueva en el Espíritu Santo” (Tit 3, 4-5)” e insiste: “Descubrimos que Dios manifiesta su bondad en el Niño Jesús” y añade: “en la vida, cada uno de nosotros necesitamos de la misericordia”.

El Papa profundiza en la grandeza de la salvación que nos trae el niño Jesús: “Dios manifiesta su bondad para salvarnos. ¿Y qué significa ser salvado? Significa entrar en la vida misma de Dios, convirtiéndose en hijos adoptivos de Dios a través del bautismo. Este es el gran significado de la Navidad: Dios se hace hombre para que podamos ser hijos de Dios”.

Anunciar

Nuevamente el Papa recurre al ejemplo de los pastores, quienes “volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, como se les había dicho” (Lc 2,20). Y ellos volvieron a la vida cotidiana, al igual que nosotros, dice el Papa, pero debemos hacerlo “transformados, debemos volver glorificando y alabando a Dios por todo lo que hemos oído y visto”.

El Obispo de Roma nos recuerda que “Debemos llevar la buena noticia al mundo: Jesús es nuestro salvador: “Y esto es un deber. ¿Por qué tengo esperanza? Porque el Señor me ha salvado (…) recuerde al Niño, recuerde lo que contemplamos y salga a anunciarlo. Anúncialo con la palabra, con el testimonio de nuestras vidas”.

El Papa conoce las dificultades para dar testimonio del amor de Dios manifestado en el nacimiento de Jesús, pero afirma: “las dificultades y los sufrimientos no pueden oscurecer la luz de la Navidad, que inspira una alegría interior que nadie nos puede quitar (…) Así vamos adelante con estas tres actitudes: redescubrir, contemplar, anunciar”.

El Papa se despidió de los asistentes, renovándoles su gratitud y aprecio por el trabajo que realizan y les invitó a vivir una alegría contagiosa: “¡Sean alegres y testigos de la alegría! Feliz Navidad a todos”

Fuente: Vatican News