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La bilocación es descrita como un fenómeno paranormal según el cual una persona u objeto estaría ubicado en dos lugares diferentes al mismo tiempo, siendo capaz de interactuar en los dos entornos. De algunas personas en siglos pasados se decía que podían estar en dos sitios a la vez, y se les atribuía el llamado ‘don de bilocación’.

Aeropuertos, salas de espera, parques, transportes públicos, restaurantes, bares, salas familiares, solían ser sitios de encuentro presencial entre unos con otros. Ahí estábamos y entre tantas presencia terminábamos por interactuar. Hoy estos sitios tradicionalmente llenos de gente, siguen así, llenos de gente, que de algún modo están ahí y responderán a estímulos sensoriales (sonidos, cambios de luz, llegadas de otros, etc.). Sin embargo, los que estamos ahí, hoy solemos tener la mirada fija en nuestros dispositivos móviles. Las cabezas no miran alrededor, sino hacia las pantallas de los dispositivos digitales. Todos ahí experimentamos el novedoso caso de la ‘bilocación digital’ o quizás más certeramente tendríamos que llamar ‘multilocación digital’, pues no sólo estamos en dos sitios, sino en más, con atenciones interrumpidas pero a su vez mantenidas por el mundo digital. La ‘multilocación’ no es más un fenómeno paranormal, sino un fenómeno digital.

Cuando miramos nuestros dispositivos móviles, al contrario de lo que se piensa, no nos aislamos, no estamos ‘más solos’, sino que estamos en relación con otras realidades, con otros sitios, con otras personas. Estamos afectando o siendo afectados por otros.

He dicho que nuestra presencia corporal, responderá siempre a estímulos; por ejemplo, al ser llamados en una sala de espera por nuestro nombre atenderemos a quién nos llama. Seguimos sintiendo y estando ahí, pero también respondemos a los estímulos de allá, de ese o esos sitios en donde también estamos con nuestra nueva presencia ‘multilocada’. Responderemos con toda nuestra persona a una notificación de pantalla o a un sonido del móvil.

Aquí y allá estamos estableciendo relaciones humanas, estamos en encuentros con otras personas y adquirimos responsabilidad de éstos, pues en todo contacto humano libre tenemos responsabilidad de lo que provocamos en nosotros y en los otros. Somos siempre responsables de nuestras acciones, de lo que éstas provocan.

Yo creo que en sí misma esta ‘multilocación digital’ no es una amenaza para la convivencia humana, sino una nueva demanda de responsabilidad y discernimiento para todos los que vivimos con un dispositivo de comunicación móvil en nuestras manos. No es amenaza, pero puede llegar a serlo si no discernimos nuestra nueva capacidad de presencias múltiples.

Es muy necesario ser conscientes de lo que nos provocamos y provocamos con este estar presente no sólo aquí, sino allá, allá y allá, con estos, estas y aquellos. Nuestras demandas de respuesta y exposición a estímulos son multiplicadas por el número de interacciones y el tiempo de éstas, y así mismo nuestra responsabilidad ética y moral se multiplica, pues somos responsables de lo que provocamos aún a través de un medio digital, aún incluso a través de un perfil falso, pues somos nosotros mismos pero con una presencia enmascarada.
Las redes sociales no son sólo una tentación de esparcimiento perpetuo, de diversiones superfluas y sin compromiso. Las redes sociales son en nuestras manos un nuevo modo de estar que tiene implicaciones positivas y negativas para nuestras vidas, no son buenas o malas en sí, sino que como medios en nuestras manos adquirirán la categoría de bien o mal desde el uso que hagamos de ellas. Por ello la necesidad de discernir nuestra presencia ‘multilocada’.

¡Vaya desafío el que tenemos en nuestras manos!

Hernán Quezada, sj

Fuente: Pastoral SJ