Luis Fernando Klein SJ, delegado de educación para la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL) conversa con Vatican News sobre la adhesión de los jesuitas y sus obras al Pacto Educativo Global del Papa Francisco. Entrevista.
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Las obras educativas confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina se han adherido al Pacto Educativo Global. De igual manera, la CPAL ha hecho suya esta propuesta, “porque suena para nosotros como una convocación” y por eso están promoviendo en las comunidades jesuitas y sus obras la adhesión a esta iniciativa, afirma el padre Luis Fernando Klein, quien subrayó que sumarse al Pacto constituye un compromiso.
Itinerario para lograr la adhesión
Para hacerlo realidad, propone cinco pasos: primero, la sensibilización con los problemas actuales, “la descripción de ‘las sombras de un mundo cerrado’ que Francisco hace en el capítulo primero de la Encíclica Fratelli tutti (n. 9 al 55).
El segundo paso es concientizarse de la importancia de la educación, de los números alarmantes de eso que llama el Papa “catástrofe educativa”, sobre todo en las Américas. Para esto es importante tener una visión crítica de la realidad. El Papa llama puntualiza sobre este elemento al afirmar sobre la necesidad del establecimiento de nuevos paradigmas que posibiliten el diálogo y la unión de esfuerzos para transformar la realidad. Tercero, interpelación. Klein insiste en que se trata de dejarse tocar, como persona, grupo o institución y sentirse corresponsable con la vida humana y planetaria. Cuarto, movilización. Es el compromiso individual y colectivo para ayudar a reconstruir el Pacto Educativo Global, para establecer nuevos paradigmas que respondan a los desafíos y emergencias actuales. Finalmente, verificación del camino recorrido y de la incidencia de las acciones, así como registrar las iniciativas realizadas.
Klein añadió: estamos invitando a las comunidades y obras a firmar el pacto, el día de la Virgen de Guadalupe, 12 de diciembre, para comenzar esta acción en favor de los más débiles y marginados.
Los pilares que sostienen la propuesta del Papa Francisco
Primero, afirma el padre Klein, el valor de la fraternidad. Hay que rescatar el sentido de la fraternidad, de la convivencia, de las relaciones armónicas, hay que insistir en la cohesión comunitaria, la posibilidad de trabajar juntos y creer que eso es posible en el mundo de hoy. También, creer en la necesidad de integrarnos con todos, independiente de la raza, de la cultura, religión, nivel social, para redimir toda la humanidad en el planeta de acuerdo con la voluntad y el gran sueño de Dios.
El Papa parte del concepto de que el mundo, la humanidad y el planeta están en crisis, afirma Klein. Hay un deterioro por la fragmentación en las relaciones, fragmentación entre las generaciones, en la interioridad y en la realidad. El Papa parte de esta visión, a la vez severa y lúcida sobre cuáles son los grandes problemas de la humanidad: hay un quiebre fundamental en la fraternidad. La visión que tenemos de los demás está destrozada y hay que recuperarla, y la manera para recuperarla es la educación. El Papa dice que la educación es el antídoto contra el individualismo y es una fuerza transformadora.
El Papa propone, subraya Klein, la creación de una aldea educativa, donde se unan todas las fuerzas vivas de un país, que incluyen la escuela, los sectores productivos, espacios culturales, artísticos, deportivos, junto con todas las entidades de una región o país y que hagan un pacto, un compromiso, una alianza para dar cuenta de esa transformación.
Klein afirma que, mediante el Pacto, el Papa propone recuperar la educación como formación y liberarla del espíritu ilustrado. De esta manera se aprovecharía la fuerza de la educación para lograr una nueva comprensión del ser humano, de la economía, de la política y de las relaciones. Por eso el Papa en sus dos video mensajes sobre el Pacto Educativo Global no propone acciones concretas, dejando todo eso a nuestro discernimiento, osadía y generosidad.
Desafíos en el camino
El religioso jesuita enumera algunos desafíos que hay que enfrentar y superar. La escuela no puede ser autorreferenciada ni estar encerrada entre sus propios muros. La escuela es una formadora de opinión, de valores. En el ambiente donde está ubicada, la escuela tiene que ser una luz ciudadana, una luz profetizadora de la realidad y esto incide más allá de sus muros.
Un segundo desafío es pensar que esta iniciativa constituye una carga más a las ya existentes. De lo que se trata es de integrarla y hacerla parte de las rutinas. Otro desafío es ayudar a las personas a darse cuenta de que cada uno es protagonista. No estar esperando de los demás. El Papa dice en su video mensaje, por ejemplo, no esperar todo de los gobiernos, porque esa sería una actitud infantil. Klein, amplía esta afirmación diciendo que cada cual no tiene que esperar a los demás, sino a partir de sus convicciones debe asociarse a otros y promover, divulgar, provocar.
Klein identifica otro desafío: hacer acciones fragmentadas. Se trata de contribuir a hacer un movimiento articulado para enfrentar los males de la humanidad y los males del planeta, puesto que todo está relacionado. Tener una visión de la complejidad es fundamental.
Finalmente, creer en la propia fuerza, en la fuerza de la cohesión comunitaria. Ante la duda de muchos en creer que los pobres no son capaces de incidencia, el Papa nos indica: vamos adelante, soñemos juntos.
Enfrentar la catástrofe educativa y la catástrofe ecológica
Klein insiste en que debemos aprovechar los espacios que tenemos en las ciudades, provincias y países, al igual que en los medios de comunicación y en las redes. No se trata de descalificar la política por las malas experiencias, sino de devolverle su valor. Citando a Pablo VI dice: La política es la mejor expresión del amor, esto nos permitirá ir estableciendo alianzas con todos los sectores.
Cuando Francisco se refería a la catástrofe educativa piensa en 250 millones de niños y niñas sin escuela. La pandemia ha agregado otros diez millones, subraya el sacerdote Klein y añade: el modo de hacer educación ya es catastrófico en el mundo contemporáneo. Una escuela impositiva, transmisiva, como denunciaba Pablo Freire, una escuela que trae los contenidos del pasado, pero que es impotente para tratar los contenidos de la actualidad. El Papa alude a la escuela en servicio, la escuela que forme servidores y se ponga al servicio de la sociedad. En educación hay que superar el concepto de la escuela como instrucción y proponer el modelo de una escuela que no se reduce a los muros institucionales, sino que privilegia el pleno desarrollo de la persona. Entonces, se da un proceso educativo en la parroquia, en la academia e gimnasia, artística, permitiendo un proceso de plenificación del ser humano, por eso la iniciativa propone una educación para toda la vida.
Fuente: Vatican News