El Huracán Eta, tormenta de categoría 4 con vientos de hasta 240 km/h, tocó tierra al sur de Puerto Cabezas, Nicaragua el martes 3 de noviembre. Desde entonces, el huracán se ha debilitado hasta convertirse en tormenta tropical, sin embargo, las autoridades locales han advertido que las inundaciones y los deslizamientos de tierra, lentamente están creando un desastre humanitario. Hasta el viernes por la mañana, al menos 57 personas habían muerto.
La lentitud del movimiento traslativo, sus fuertes lluvias y las altas vulnerabilidades ambientales y sociales de la población y la infraestructura, tiene una gran similitud al huracán Mitch, que devastó la región hace 22 años. La situación es demasiado familiar, una expresión más del colapso estructural y social del país que surge en tiempos de crisis. Hoy, lo vemos en la agregación de un huracán en medio de una crisis económica y sanitaria que se asienta en una crisis política y social crónica.
Se proyecta que la tormenta continuará causando estragos en los próximos días, a medida que avanza por Centroamérica y el Caribe, afectando potencialmente a Guatemala, El Salvador, Belice, Jamaica, México, Haití y las Islas Caimán.
Costa Caribe, Nicaragua, escuelas Fe y Alegría
Situación en terreno:
Nicaragua y Honduras han sido las zonas más afectadas de Centroamérica, con una marejada ciclónica que ha provocado fuertes lluvias e inundaciones, así como fuertes vientos que han provocado deslizamientos de tierra, la devastación de viviendas y la destrucción de carreteras.
En Nicaragua, al menos 20.000 personas fueron evacuadas antes de que azotara la tormenta y se organizaron cientos de refugios. Hasta la fecha, el gobierno de Nicaragua estima que hasta 30.000 ciudadanos de la región costera han abandonado sus hogares. UNICEF estima que Eta ha afectado hasta 1.227.000 personas, incluidos 500.000 niños y niñas. Además, según la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica de Nicaragua, al menos 12.000 hogares se han quedado sin electricidad.
En Honduras, más de 2.000 personas fueron evacuadas según la Comisión Permanente de Contingencia del país y varios refugios han alcanzado su capacidad. El país sufre graves inundaciones desde el lunes, unas 339 viviendas han sido destruidas y más de 38 comunidades rurales han quedado aisladas debido a la destrucción de unos cinco puentes y 14 carreteras.
El Progreso y el Valle de Sula, donde nuestro socio Fe y Alegría tiene varios centros educativos, son áreas altamente vulnerables con tierras bajas que bordean el río Ulúa, el más grande del valle. Las autoridades locales han proyectado que la inundación de Ulúas bajo el huracán Eta tiene el potencial de ser mayor que aquella durante huracán Mitch.Reproductor de vídeo00:0000:40
Honduras
Todavía no vemos los verdaderos resultados de la devastación de Eta. El NHC proyecta que se espera que la tormenta se quede en la región durante los próximos días, provocando “inundaciones de ríos catastróficas y potencialmente mortales, junto con deslizamientos de tierra” en más partes de Centroamérica.
Nuestros socios en terreno:
Nuestro socio local Fe y Alegría se ha movilizado tanto en Nicaragua como en Honduras, utilizando edificios escolares como refugios para comunidades evacuadas.
La Costa Caribe Norte de Nicaragua, una zona rural que ya era extremadamente vulnerable, fue golpeada con toda su fuerza. El equipo local de Fe y Alegría, nos informa que aún no han podido llegar a las comunidades más remotas, y que la situación es verdaderamente desastrosa.
En Honduras, a partir del martes se habilitaron los Centros Técnico Loyola, Bandeira y Nazaret de Urraco, todos los centros educativos de Fe y Alegría, como albergues para atender a las comunidades desplazadas. A medida que la situación ha avanzado, nuestros socios nos han informado que el Centro Técnico Loyola podría tener que ser evacuado debido al alto riesgo de inundaciones, dejando a unas 300 personas desprotegidas. Además, Fe y Alegría está distribuyendo carpas y toldos de nailon a estudiantes que residen sobre las carreteras rurales.
¿Qué puedes hacer?
Trás una serie de conversaciones con nuestros socios en la región, en Magis Americas hemos activado nuestro protocolo de emergencia para evaluar la situación actual y brindar el apoyo humanitario necesario.
Este es solo el comienzo de otro desafío al que se enfrenta la región, en un año en el que la pandemia de la COVID-19 ya ha exacerbado las desigualdades ya existentes.
Para apoyar los esfuerzos de ayuda en emergencia de huracanes, haz clic aquí.
Fuente: Magis Americas