El 27 de septiembre, Día Mundial de los Migrantes y Refugiados, la Iglesia Católica atrae la atención sobre la situación penosa de millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo. A lo largo del año, el Papa Francisco nos recuerda que Jesús y su familia han experimentado ellos mismos la persecución y el exilio y que el Evangelio, hoy en día, requiere que los cristianos muestren solidaridad con los migrantes y refugiados. El Dicasterio del Vaticano para el Desarrollo Humano Integral pone a disposición de todos, en su página web , testimonios y líneas de reflexión. El Cardenal Michael Czerny SJ, jefe de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio, junto con el Santo Padre, aprovecha todas las oportunidades para recordar el compromiso concreto de la Iglesia y sus miembros con este importante -quizás el más exigente- desafío lanzado a la humanidad en el siglo XXI.
La Compañía de Jesús participa activamente en este movimiento de acompañamiento y solidaridad con los migrantes y refugiados. Lo hace de modo explícito a través de la obra internacional fundada por el padre Arrupe, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS). Recientemente ha sido nombrado un director adjunto internacional: el H. Michael Schöpf SJ, de la Provincia Alemana. El Padre General le ha confiado la misión de apoyar al director internacional, el P. Tom Smolich.
Michael Schöpf goza de una larga y variada experiencia en el JRS, por ejemplo como director del JRS Europa. En sus primeros años de vida religiosa también trabajó en el JRS en Kenia, Uganda y Ruanda. Con ocasión de su nuevo nombramiento, fue entrevistado por el Servicio de Comunicaciones de los jesuitas de Europa y confió entonces lo que le animaba en el rol que tendrá a nivel internacional.
“Al regresar al JRS, nuestra sociedad está mucho más polarizada. La preocupación por los refugiados es probablemente más clara que nunca. Pero también la necesidad de reconciliación con ellos y con nosotros mismos. Para ello, necesitamos una nueva perspectiva de la dignidad humana, la suya y la nuestra. Es hora de involucrarse aún más en un diálogo con los refugiados.
Durante una visita a una cárcel de deportación hace unos años, sentí una oleada de agresión. Los que habían sido detenidos y se hallaban hacinados allí también me culpaban por su desesperada situación, y me encontré como parte del sistema que los mantenía allí. Al salir de la prisión, conocí a un joven que se comportaba de manera diferente, sentado solo y retirado en un rincón tranquilo. Cuando me acerqué a él, me dijo con calma que se preparaba para una lección de inglés que iba a dar a otros. “Así es como mantengo mi dignidad en esta situación”, explicó. “Y así al menos estoy ayudando a otros un poco, para que entonces tal vez puedan leer las cartas del gobierno que decide de su destino.” Pude ver que se había reconciliado con su situación y que era capaz de hacer algo que daría frutos para los demás y por lo tanto también para sí mismo. Se las arregló para crear una nueva vida personalmente. También me gustaría contribuir a esto a través de mi trabajo. Esta experiencia me hizo comprender el poder de la reconciliación.”
En este Día Mundial de los Migrantes y Refugiados, dejemos que nos llegue esta demanda de cercanía, de acogida, de diálogo, de todo lo que pueda conducir a la reconciliación en nuestro mundo dividido.
Haga clic aquí para leer el comunicado de prensa del JRS.
Lea la entrevista completa con el hermano Schöpf (en inglés) en
JESUITS.EU
Fuente: Jesuits Global