Skip to main content

La misión fe-justicia en EE. UU. y Canadá

El apostolado social de la década de los sesenta tuvo tres caras. Primero, unos pocos sacerdotes interesados en el mundo obrero (labor priests), normalmente desde las universidades, se centraron en los derechos de los trabajadores, la pobreza y la raza. Segundo, algunas parroquias se pusieron al servicio de los hispanos y afroamericanos pobres y de las misiones entre los nativos estadounidenses. Tercero, en respuesta a la llamada del Papa Pablo VI, las Provincias enviaron sujetos a Latinoamérica.

En 1965, Gaudium et spes subrayaba los «gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias» de los pobres. En respuesta a la segregación racial, la pobreza y la guerra de Vietnam, nuestras Provincias se involucraron más en parroquias en barrios obreros, en el activismo por los derechos civiles y contra la guerra, y en la promoción social. Las Provincias nombraron asistentes provinciales y crearon comisiones para ocuparse de los ministerios sociales y del activismo a través de las inversiones, urgiendo a todos los apostolados a promover la justicia.

La Congregación General 32 enseñó que la acción por la justicia es la prueba de fuego del anuncio del Evangelio (1975). Se abrieron pequeñas comunidades con la intención de vivir entre los pobres. Comenzó en Manhattan, para chicos de entre 10 y 14 años, la primera de muchas Nativity Schools. Los jesuitas se implicaron en la organización comunitaria, fundando la red Pacific Institute for Community Organization (PICO) y grupos locales similares. Se abrió en Washington DC el Center of Concern, dirigido al análisis social, la educación y la defensa de causas. En Montreal se fundó el Centre justice et foi, vinculado a la revista Relations, que tenía ya un largo recorrido. En Toronto se abrió el Jesuit Centre for Social Faith and Justice, que más tarde se convertiría en el Jesuit Forum y continúa liderando diálogos sobre temas de fe y justicia. Muchos jesuitas ocuparon puestos en los departamentos sociales de las conferencias episcopales de Estados Unidos y Canadá.

2020-08-24_annuario-122_kino

En 1980 el padre Pedro Arrupe, SJ, puso en marcha el Servicio Jesuita a Refugiados(JRS). En Quebec comenzó un programa de apadrinamiento de refugiados, inicialmente para acoger a los boat people de Vietnam. En la década de los ochenta se fundaron muchos ministerios sociales con sede en parroquias, entre ellas Holy Name en Candem, New Jersey, Inmaculate Conception en Baton Rouge, Louisiana, y Dolores Mission en Los Ángeles. La misión de la Comunidad de Vida Cristiana incorporó el binomio fe-justicia. El Jesuit Volunteer Corps (Cuerpo Jesuita de Voluntarios), comenzado en 1956 en Alaska, se expandió a nivel nacional e internacional. Los laicos empezaron a asumir cada vez más papeles de liderazgo en muchos ministerios.

Cuando el ejército salvadoreño asesinó a seis jesuitas en 1989, entendimos mejor la llamada a trabajar por la justicia. Las universidades organizaron homenajes y los alumnos se movilizaron por la causa. Los asesinatos llevaron a muchas personas a compartir historias de fe y justicia en las protestas anuales contra la School of the Americas, en Georgia, dando origen a Ignatian Solidarity Network (Red ignaciana de solidaridad). En Quebec, la misión de solidaridad internacional comenzada en los ochenta continúa a través del trabajo de Mer et Monde. Con el derrocamiento de Jean-Claude Duvalier en1986, los jesuitas canadienses francófonos regresaron a Haití, donde muchos jóvenes empezaron a entrar en la Compañía. El compromiso social de allí se expandió a las redes más amplias del Jesuit Migrant Service (Servicio Jesuita a Migrantes), las escuelas Foi et Joie (Fe y Alegría) y CERFAS, un centro social.

2020-08-24_annuario-122_farm

En 1990 el mensaje del papa Juan Pablo II «Paz con Dios creador, paz con toda la creación» impulsó el movimiento medioambiental. Ya funcionaban con éxito comunidades de agricultura ecológica en la Ferme Berthe Rousseau en Quebec y en el Ignatius Jesuit Centre en Guelph, Ontario, que integra la ecología en su ministerio espiritual. En 2002 la Wheeling Jesuit University, en Virginia Occidental, puso en marcha el Appalachian Institute para promover la creación de comunidades más sanas y más sostenibles en la región.

En 1992 se fundó Homeboy Industries para ofrecer esperanza, formación para el empleo y apoyo a exmiembros de bandas de Los Ángeles. En ese mismo año, en la ciudad de Quebec, La Dauphine empezó a acoger y ayudar a jóvenes sin techo. En 1995 el Ignatian Volunteer Corps comenzó a ofrecer oportunidades de voluntariado y de formación ignaciana a personas mayores de 50 años. En 1996 se abrió en Chicago la primera Cristo Rey Jesuit High School, que proporcionaba educación preuniversitaria y prácticas de trabajo a alumnos de bajos ingresos. ¡Esta red tiene ahora 35 escuelas! En 1998 el Ignatian Spirituality Project comenzó a ofrecer retiros a personas sin hogar. La Kino Border Initiative (Iniciativa «Kino» de la frontera), un proyecto de colaboración entre jesuitas mexicanos y estadounidenses, religiosas y varias diócesis, empezó a acompañar a los migrantes y a abogar en favor de políticas migratorias justas en 2009.

2020-08-24_annuario-122_ph01
2020-08-24_annuario-122_ph02
2020-08-24_annuario-122_ph03
2020-08-24_annuario-122_ph05
2020-08-24_annuario-122_ph04
2020-08-24_annuario-122_ph06
2020-08-24_annuario-122_ph08
2020-08-24_annuario-122_ph07
2020-08-24_annuario-122_ph09

Con el nuevo siglo, la Jesuit Secondary Education Association (JSEA – Asociación jesuita de educación secundaria) incluyó «enseñar y actuar con justicia» entre los criterios del documento «¿Qué hace que una escuela jesuita sea jesuita?» en el 2000. Ese mismo año, el padre Peter-Hans Kolvenbach desafió a 400 delegados de 28 universidades que participaban en la «Conferencia sobre la justicia en la educación superior de los jesuitas» a hacer que la relación fe-justicia transformara sus instituciones, y ellos han respondido de muchas maneras. Por ejemplo, en 2007 se fundó en Nueva Orleans el Jesuit Social Research Institute (Instituto jesuita de investigación social), centrado en temas de raza, pobreza y migraciones en la región. En 2015 la Loyola University de Chicago incorporó un innovador programa de dos años de duración –Arrupe College– para alumnos de bajos ingresos.

Estos 50 años han espoleado muchas iniciativas creativas para encarnar la fe-que-hace-justicia, ayudando a los jesuitas y quienes trabajan con ellos a caminar junto a los pobres y marginados.

[Artículo de la publicación “Jesuitas – La Compañía de Jesús en el mundo – 2020”, por Élisabeth Garant, Anne-Marie Jackson, Fred Kammer SJ y Ted Penton SJ]