El ensayista y escritor nicaragüense Carlos Tünnermann Bernheim compartió en el portal del diario La Prensa de Nicaragua, un artículo de opinión sobre la Universidad Centroamericana (UCA) por motivo del 60 aniversario de su fundación.
A continuación sus reflexiones:
Con motivo del 60 aniversario de su fundación, la UCA difundió, de manera virtual y bajo el lema “La UCA en su 60 Aniversario. Pionera, resiliente, inspiradora”, una exposición fotográfica que resume su historia a través de sus seis décadas de existencia.
Efectivamente, la UCA es pionera no solo porque históricamente le corresponde el sitio de ser la primera universidad privada del país, creada por Decreto Legislativo N° 518 del 23 de julio de 1960. En marzo de 1961, la Universidad Centroamericana hizo pública su oferta de carreras a la juventud nicaragüense, definiéndose como una “Universidad Católica, pero abierta a estudiantes pertenecientes a todos los credos. Una Universidad dirigida por los padres jesuitas, con colaboración de profesores seglares nacionales y extranjeros”. Esta identidad la ha mantenido la UCA en sus sesenta fecundos años de trayectoria. Su primera oferta académica estuvo compuesta por las carreras de Ingeniería, Administración de Empresas y Derecho. Hoy día es pionera en diferentes campos de investigación: investigaciones históricas, biología molecular, educación, ciencias naturales, municipalismo, etc.
Desde sus inicios, la UCA, gracias a donaciones, estableció un fondo para becas. Hoy día la UCA destina buena parte de su asignación del 6 por ciento estatal al fondo de becas y otras formas de ayudas para estudiantes de limitados recursos o procedentes de los departamentos. De esta manera, la UCA nunca ha sido una universidad elitista. La composición de su matrícula demuestra que en ella estudian jóvenes que provienen de los diferentes estratos sociales.
Lo que hoy es y representa la UCA, es el resultado de los meritorios esfuerzos de los magníficos rectores que han estado al frente de la institución, incluso en tiempos difíciles, enfrentando toda clase de dificultades, desde un terremoto que destruyó parcialmente sus edificios hasta presiones políticas, reducciones arbitrarias de su asignación estatal, intimidación policial constante en estos dos últimos años y hasta amenazas de muerte para su actual rector.
Pese a todo, su serie de esclarecidos rectores jesuitas, comenzando por su rector fundador, el padre León Pallais y pasando por las rectorías de los padres Arturo Díbar, Juan Bautista Arríen, Amando López, cruelmente asesinado en San Salvador, César Jerez, Xabier Gorostiaga, Eduardo Valdés, la doctora Mayra Luz Pérez Díaz, la primera mujer laica en presidir la universidad, hasta llegar a su actual rector, el padre José Alberto Idiáquez, todos ellos, gracias a la resiliencia de la UCA, la institución ha tenido una trayectoria de indudable progreso, hasta ser considerada por el Consejo Superior de Investigación Científica de España como la mejor universidad de Nicaragua y una de las diez mejores de Centroamérica.
La UCA es también inspiradora, porque en los momentos difíciles, como los que ahora estamos viviendo, ha sabido actuar como corresponde a una auténtica universidad, es decir, una institución que salva el honor de la academia nicaragüense por mantenerse fiel a sus principios de ser un centro de pensamiento independiente, donde se cultiva el pensamiento crítico, donde se ofrece una educación impregnada de valores, plenamente consciente de su compromiso ético y moral con Nicaragua, siempre al servicio de las causas más nobles y a la promoción de la justicia, la libertad y el respeto a los derechos humanos.
Felicitaciones a la UCA, a su rector P. Idiáquez, cuyo desempeño nos llena de orgullo por su fidelidad a los principios y valores antes mencionados; a sus autoridades, a sus docentes y a sus estudiantes, que han estado presentes, en primera línea, desde los días en que se inició el reclamo cívico nacional por un cambio en Nicaragua.
Fuente: https://www.laprensa.com.ni