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Con las frescas brisas de enero que hacen más llevadero el estío tropical, hemos entrado en un nuevo año repleto de aniversarios, desde los procesos electorales en varios países del área hasta la celebración del esperado Sínodo sobre la familia en Octubre. 2014 es también el año internacional de la agricultura familiar, el centenario del inicio de la Primera guerra y celebración de los 25 años de la caída del muro de Berlín.

Pero además, nosotros jesuitas, en 2014 celebramos 200 años del restablecimiento de la Compañía. Restablecimiento más que restauración, porque la Compañía que se “instauró”, nacida de los años de la gran reacción antiliberal de la Iglesia, era ciertamente diferente de aquella de los 23.000 jesuitas suprimidos por Clemente XIV en 1773. Aquella semilla no aplastada que había quedado en el Imperio ruso, vio de nuevo la luz en agosto de 1814 cuando Pío VII anunció en la Bula Sollicitudo omnium ecclesiarum. Las experiencias profundas, los mejores testimonios y valores de esta nueva generación de jesuitas, nos los revela la reciente carta circular del P. General con motivo del 2° Centenario (2013/17).

Este año es ocasión propicia para que en nuestros tiempos libres dediquemos un espacio a releer algo de nuestra historia. Porque recordar es alimentar nuestra identidad. Y porque la lectura de los relatos de la expulsión, impresionantes por su crudeza, así como los del regreso, nos recuerdan que la Compañía debe ser un cuerpo apostólico que no gusta de acomodos y está siempre en exilio, en búsqueda del Reino con el que sueña. Nos ayudará acercarnos a multitud de páginas web, congresos de historia, publicaciones y hasta novelas que nos hacen presentes esos agitados días entre 1760 y 1814.

En nuestra Provincia el restablecimiento tuvo lugar hasta 1842, cuando un puñado de jesuitas belgas desembarcó en Santo Tomás de Castilla (Guatemala). A ellos se unió el grupo de expulsos de Nueva Granada (Colombia). Pronto asumieron como primera tarea el Seminario, al que se le unirían las Residencias de La Merced, Belén, Livingston y Quetzaltenango. Desde Guatemala, aquellos intrépidos misioneros a los que no faltaba valor, se lanzaron a San Salvador y Honduras. Pero con el triunfo de la Revolución liberal todo debieron salir exilados de Guatemala en 1870. Se dirigieron entonces a Nicaragua, Costa Rica y Panamá hasta que en 1871 el presidente Zavala los expulsó de Nicaragua.

Pero además en 2014, celebraremos el centenario del inicio de la Misión Mexicana en la que después sería la Vice-Provincia de Centroamérica. Solicitados por Mons. Belloso, los jesuitas mexicanos llegaron a San Salvador en 1914 para hacerse cargo del Seminario nacional. Desde ahí se extenderían al Externado, Santa Tecla y más adelante hasta Nicaragua donde abrirían la Residencia Xalteva y el Colegio Centroamérica.

Los jesuitas de Centroamérica tenemos ciertamente motivos para celebrar este año de restablecimientos. Porque todos ellos ayudaron a crecer los vínculos de amor entre la Compañía y nuestra querida Centroamérica. Una relación que con los años se fue haciendo primero de interés y estudios, más tarde de cercanía pastoral y después de fidelidad hasta el testimonio de la sangre por amor. Felices aniversarios!

Jesús M. Sariego SJ

Provincial