Por Emilio Martínez, SJ
El acompañamiento de los jóvenes ha sido un desafío constante para la Provincia jesuita del Perú. Así nos lo evidencia su plan apostólico, donde se establece como una prioridad: «Buscar eficazmente la formación integral y el acompañamiento de los jóvenes». Ahora que la Compañía de Jesús ha hecho del trabajo con jóvenes una de sus Preferencias Apostólicas Universales (PAU), los jesuitas del Perú ven confirmada esta misión, orientándola hacia «la creación de un futuro esperanzador».
No se trata de una misión fácil. Porque los jóvenes están expuestos a acelerados cambios sociales, a la exclusión, a una cultura que facilita el consumismo y la superficialidad, a la irrupción de la vida digital. Los jesuitas, por su parte, suelen estar formados en un patrón cultural más tradicional. Sin embargo, gracias a iniciativas que se han sostenido en el tiempo, han surgido en el Perú valiosos espacios de encuentro donde los jóvenes vuelcan sus experiencias de fe, su amor por la vida, su autenticidad y creatividad, y los jesuitas comparten con ellos el tesoro de la espiritualidad ignaciana. Estos espacios están animados por la red juvenil ESEJOVEN, plataforma que coordina a los diversos programas, grupos y comunidades juveniles acompañados por los jesuitas.
#SoyESEJOVEN
La red ESEJOVEN nace el año 2011 con el fin de impulsar la misión propia de cada colectivo juvenil, fortalecer su identidad ignaciana y promover su integración en un solo cuerpo apostólico. Actualmente, la red está conformada por las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) juveniles, las Comunidades «Íñigo», el Grupo Universitario Cristiano (GUC), los grupos juveniles de las parroquias jesuitas, el Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), el Voluntariado «Compartiendo el Pan» y el Voluntariado «Magis». A través de estos colectivos la red está presente en nueve regiones del Perú y congrega a alrededor de 1.200 jóvenes. Una particularidad suya es que, además de ser promovida por la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Provincia, la red está animada en cada región por un Consejo Regional Juvenil, del que participan delegados de cada uno de los colectivos allí presentes, con la asesoría de un jesuita. De esta manera, son los mismos jóvenes quienes llevan adelante la marcha de la red, emprendiendo iniciativas de alcance regional y proponiendo acciones a la red nacional.
Comunidades y Voluntariado
Entre los colectivos que integran la red ESEJOVEN, las Comunidades «Íñigo» son la iniciativa más reciente. Estas han sido proyectadas para acompañar el itinerario de la formación universitaria. «Las Comunidades Íñigo son un espacio de encuentro y de diálogo entre jóvenes que buscan explorar su espiritualidad compartiendo sus vivencias personales, académicas y las relacionadas con su contexto», nos dice Emily Rojas (24 años), estudiante de psicología en Lima. Efectivamente, las comunidades Íñigo permiten a los jóvenes ser acompañados en sus procesos de maduración de la fe a través de una experiencia comunitaria.
Sin duda, el colectivo juvenil con mayor presencia en el país es el Voluntariado «Magis». Esta plataforma fue fundada en 2005 por un grupo de jóvenes jesuitas interesados en acercar a sus compañeros universitarios a realidades de pobreza y exclusión. Lo distintivo de Magis sería no solo promover la acción solidaria, sino implementar espacios de reflexión para la interiorización de la acción. Con el tiempo, la gestión del voluntariado fue asumida por los mismos voluntarios, quienes, de la mano de la Compañía, le dieron más institucionalidad e hicieron posible que llegara a la mayoría de regiones donde están presentes los jesuitas. «De Magis, valoro la acción que desarrolla con poblaciones vulnerables y el que, siendo confesional, esté abierto a todos los jóvenes dispuestos a ayudar al prójimo», afirma Sebastián Arévalo (25 años), asesor de Magis en la ciudad de Chiclayo.
Experiencias «fuertes»
Por otra parte, la red ESEJOVEN propone un conjunto de experiencias intensivas de formación. Una de ellas es el Coloquio Juvenil, el encuentro de la juventud ignaciana que congrega cada año a alrededor de 300 jóvenes en torno a actividades formativas y de integración. Una segunda experiencia fuerte es el Camino Ignaciano, que reúne anualmente a alrededor de 35 líderes juveniles del Perú, pero también de Ecuador y Bolivia, con el objetivo de ofrecerles un conocimiento más profundo y encarnado de la espiritualidad ignaciana. Otras experiencias importantes son las tandas de Ejercicios Espirituales organizadas en diversas regiones, los voluntariados de inserción en realidades de pobreza durante las vacaciones universitarias y las Pascuas Rurales, que invitan a los jóvenes urbanos a compartir la Semana Santa en comunidades campesinas.
Apostolado juvenil y PAU
En este último tiempo, el apostolado juvenil de la Provincia Peruana también ha querido hacer suyas las PAU adoptadas por la Compañía. De allí que la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil se haya comprometido a fortalecer en su labor las otras tres preferencias que, como acabamos de ver, ya están presentes en los proyectos de los distintos grupos, pero cuyo espíritu global podría animar todo el proyecto juvenil de los jesuitas en el Perú.
– Discernimiento y Ejercicios Espirituales: fomentando la experiencia del discernimiento personal y comunitario en la formación de los jóvenes.
– Pobres y excluidos: priorizando el encuentro personal con quienes viven en las periferias y promoviendo la transformación social.
– Cuidado de la Casa Común: a través de una conversión ecológica profunda y de la incidencia en otros espacios juveniles.
[Artículo de la publicación “Jesuitas – La Compañía de Jésus en el mundo – 2021”, por Emilio Martínez, SJ]
Fuente: Jesuits Global