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-a propósito de los 25 años de la Conapi-

 

Jorge Sarsaneda del Cid, S.J.

Isla Colón (Bocas del Toro)

Panamá

311211

 

“-¿Prometes obediencia crítica y responsable a tu obispo?”. Así me preguntó aquella tarde del 19 de diciembre de 1976, el que fue Obispo Prelado de Bocas del Toro (Panamá). Para mí era más que obispo, también había sido profesor y guía, era pastor y líder, era y es ejemplo y amigo.

 

José Agustín Ganuza García, agustino recoleto, navarro de nacimiento (1931) y panameño por adopción, sirvió a la Prelatura de Bocas (provincia que incluye la región Ñö Kribo de la Comarca Ngäbe-Buglé) durante treinta y ocho años (1970-2008) cuando fue relevado en el cargo por el obispo actual, Aníbal Saldaña Santamaría, oar.

 

¿Qué tiene que ver el obispo Ganuza con la Coordinadora Nacional de Pastoral Indígena (Conapi) y sus 25 años? Pues, sencillamente que, sin él no hubiera sido posible este rico caminar de servicio y acompañamiento. Por supuesto que los misioneros, misioneras y catequistas han sido la parte fundamental de este camino, pero él fue el motor durante más de treinta años. Su presencia y ánimo fueron claves cuando después del impulso inicial del primer Encuentro Nacional de Pastoral Indígena (ENPI-1979), los ímpetus se enfriaron y parecía que la iniciativa de una pastoral indígena de conjunto iba a quedar sólo en buenos deseos.

 

Durante años animó, medió, invitó, hizo de puente, consiguió aliados, escuchó, se dejó asesorar, elaboró proyectos, defendió la causa, asistió a talleres, cursos, reuniones, firmó comunicados, declaraciones, escribió ingente cantidad de artículos, en fin, fue el motor de la pastoral indígena.

 

Un ejemplo de esta actividad es su escrito sobre los primeros veinte años de la Conapi, con sus antecedentes y consecuencias. En él, hace un repaso de los primeros ocho Encuentros nacionales (1979-2004) y recuerda los inicios humildes de la Conapi y los trabajos hechos con su apoyo. Obviamente no se alaba a sí mismo, pero todo ese trabajo no hubiera sido posible sin él. Pero hagamos un poco de historia, sobre todo ahora que la suerte de los pueblos indígenas se ve amenazada por megaproyectos nacionales de desarrollo. Creemos que se hace necesaria una mirada retrospectiva para alimentar el compromiso de la Iglesia Católica y encontrar en los que nos han precedido inspiración e impulso…

 

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