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Imágenes falsas de Dios


Muchas de las imágenes falsas que tenemos de Dios se deben a la misma religión, que por medio de una catequesis errónea, sin mala voluntad, se nos ha trasmitido desde pequeños a un falso dios, que nada tiene que ver con Aquél que Jesús nos desveló en cada encuentro, en cada palabra, en cada gesto.


Si a Dios le caracteriza algo de manera fundamental es el Amor, pues Él es el Amor por Excelencia. Cómo entonces podemos concebir a un Dios que está más presto a condenar que a perdonar, que está constantemente vigilándonos para echarnos en cara nuestros errores, que tiene su dedo índice levantado todo el tiempo de manera enjuiciadora prometiéndonos castigos eternos.


Quien conciba a un Dios de esta manera, es que de verdad no conoce al Dios tierno y amoroso, compasivo y misericordioso, paciente y comprensivo que Jesús nos presenta en los Evangelios y nos lo transmite en cada una de sus enseñanzas, para que podamos vivir confiados y seguros con un Padre de Bondad.


Podríamos hacer mención de muchas falsas ideas de Dios, tal vez son innumerables, pues cada una de ellas podrá tener sus raíces en las difíciles experiencias que cada quien ha tenido en diferentes momentos de la vida, y se las atribuye de manera directa a Dios, estructurando de esta manera su propia idea de Él. 


Mencionamos sólo algunas falsas ideas de Dios, que nos pueden ayudar a reflexionar para ver en cuál de ellas u otras, nos encontramos anclados y no nos permiten una relación sana y adecuada con el Dios de Jesús:


Un Dios que coarta la libertad: Se trata de un Dios que suele exigir lo contrario de lo que la persona quiere, porque al parecer le molesta lo placentero de la vida de la gente. Un Dios así establece un sinfín de prohibiciones, porque le desagradan muchas conductas que llevan a la persona al placer.


Un Dios controlador: Se trata de un Dios que tiene todo bajo su control, para que no se le escape ni el más mínimo proceder de la persona. Un Dios así se apega a una ley que tiene que ser cumplida con rigurosidad, porque sólo de esa manera puede controlar la las acciones de la gente, de lo contrario se puede caer en el desorden.


Un Dios sin novedades: Se trata de un Dios que ya todo lo tiene planificado, codificado, y la persona sólo tiene que seguir las reglas ya establecidas con anterioridad por Él. Un Dios así ya no tiene nada nuevo que decir, pues todo lo ha determinado con anticipación y la gente lo tiene de sobra conocido.


Un Dios tapa agujeros: Se trata de un Dios al que se va solamente cuando se tienen problemas, para que los resuelva favorablemente a conveniencia de la persona. Un Dios así es el que permanece haciendo milagros constantemente, cumpliendo las demandas que la gente le presenta.


Un Dios abuelo: Se trata de un Dios que por su avanzada edad ya no se entera mucho de lo que sucede a su alrededor y cada quien puede hacer lo que quiera. Un Dios así no resulta muy inspirador, pues se le puede manipular y engañar con mucha facilidad.


Un Dios castigador: Se trata de un Dios que vive castigando constantemente las malas acciones de las personas, pues lo malo que hacen le afecta y le desagrada. Un Dios así difícilmente tendrá tiempo de ver lo bueno que hace la gente, pues está más preocupado en las malas acciones que realizan para poderles castigar de inmediato.


Un Dios perfeccionista: Se trata de un Dios que no admite ningún tipo de error, pues todo lo quiere a la perfección, ya que Él es perfecto. Un Dios así no tolera las faltas, por mínimas que sean, pues le molesta grandemente que la gente no haga las cosas correctamente.


Un Dios comerciante: Se trata de un Dios que vende la salvación a cambio de lo que Él va pidiendo para sentirse complacido. Un Dios así pide cuentas rigurosas, más por lo que hace la gente que por lo que es en sí misma.


Para poder romper con todas esas falsas ideas de Dios u otras que concibamos, el mejor camino es ir a Jesús de Nazaret, escuchar su Palabra y examinar cada una de sus obras, que nos hablan de un Dios de Amor, de paz, de compasión, de ternura, de misericordia y de perdón incondicional.


Con qué Dios nos queremos vivir, eso ya depende de cada quien de manera individual, pues de nosotros depende quitar todos los introyectos que nos llevan a tener una falsa idea de Dios.


Reflexión personal: 

 

  1. ¿Qué falsas imágenes de Dios he aprendido a través de la religión? ¿Cómo desaprenderlas? ¿A qué me puede ayudar el desaprenderlas?
  2. ¿Cómo es el Dios que Jesús me presenta a través de los Evangelios? ¿Es Ése el Dios que conduce mi vida? ¿Hacia dónde la conduce?
  3. ¿Ha sido mi relación con un Dios de Amor? ¿Qué me ha faltado? ¿Hacia dónde me ha llevado esta relación?

 Reflexión grupal: 


  1. ¿Qué podemos hacer para cambiar las falsas ideas que de Dios que hemos aprendido? ¿En qué nos ayudaría cambiar esas falsas ideas de Dios? ¿Qué caminos seguir para dar ese cambio?
  2. ¿Cuáles son las más frecuentes ideas falsas de Dios que vemos en la gente? ¿Cómo se viven con estas falsas ideas de Dios? ¿En qué les perjudica?
  3. ¿Para qué nos puede servir cambiar las falsas ideas de Dios que hemos aprendido? ¿Cómo viviríamos si no tuviéramos esas falsas ideas de Dios? ¿Qué cambiaría en nosotros sin esa falsa idea de Dios?

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